Identifican al Barrio Chino como un lugar de prostitución de menores

Un estudio de la Agencia Nacional de Noticias por los Derechos de la Infancia en Bolivia determinó que en el Barrio Chino se promovería la prostitución de menores, según explicó la coordinadora de la entidad Julia Velasco Parisaca.

El documento asevera además que se es más vulnerable cuando se tiene un mayor grado de pobreza en un núcleo familiar.

“Todos los niños pueden ser víctimas de violencia sexual comercial, pero los más vulnerables son aquellos que viven en situación de pobreza”, asegura Parisaca.

Según el estudio, muchos de los padres de familia o tutores buscan medios económicos para subsistir que además llegan a afectar la seguridad de los propios menores, a quienes, desde muy corta edad, los envían a la calle para obtener ingresos.

“La vulnerabilidad de niños en situación de pobreza aumenta en el sentido de la urgencia de contar con recursos económicos para su persona y familia. Ante esa situación es donde aparecen los que ofrecen dinero y propuestas indecorosas”, apuntó.

Estudios realizados en la ciudad de El Alto aseguran que en muchos de los casos son los propios padres quienes promueven este ilícito los fines de semana en cafés y lenocinios donde los “clientes” pagan hasta 200 bolivianos por menores de 12 a 15 años.

De acuerdo con los informes policiales y de la propia Defensoría de la Niñez y Adolescencia, en esta urbe se cometen mayores delitos de violencia sexual comercial en contra de menores a nivel nacional, mientras que en segundo lugar se encuentra Santa Cruz y Cochabamba; aspecto que Parisaca afirma que demuestra, una vez más, que las condiciones de pobreza se convierten en el primer factor que impulsa a que se genere esta vulneración de derechos.

Para el estudio de ANNDIB, la demanda sexual comercial registrada en las tres principales ciudades, genera que varias personas menores de 18 años puedan ser captadas o expuestas por parte de adultos, tanto hombres como mujeres, ya sea para satisfacción personal o ganancia comercial.

A pesar de los casos registrados la entidad plantea como reflexión que: “Siendo pobre y con la demanda de una serie de necesidades no debe ser la excusa para abandonar los principios humanos de valorar el cuerpo el cual no debería ser vendido y menos en contra de quienes aún no pueden tomar decisiones porque deberían estar resguardados por sus padres o tutores”, observó.

Otro de los datos que se rescata del estudio es que en muchos de los casos identificados, los adolescentes que ejercían la prostitución callejera desconocían sus derechos. “No sabían que podían decir no; o la ayuda disponible al decir no. El perpetrador sabe que se trata de un crimen y si es culpable será convicto e irá a la cárcel”, detalló.