La noticia de perfil
Como todos los años, al llegar estos días, recuerdo cariñosamente a mis queridos difuntos y cumplo con algunos ritos y costumbres con la certidumbre de que sus almas me visitarán en mi hogar, donde preparo una pequeña mesa con comidas y bebidas de su predilección y que nunca prueban.
Me ayudó en estos preparativos para el Día de difuntos mi pariente espiritual, quien cree a pie juntillas -con la sencilla fe del carbonero- en la visita anual de las almas más queridas, asegurándome que dentro de unas horas vendría a visitarnos en mi casa el alma bendita de don Nemesio Racacha, que así se llamaba su finado esposo, quien mucho la amó, dejándole de herencia varias casas en Cochabamba y una flota de buses y camiones que ella convirtió en dólares cuando se hizo prestamista.
Al saber que el alma de don Nemesio visitaría en mi casa a su viuda me puse nervioso y le pregunté muy delicadamente a mi comadre si su difunto marido no era “calentón” y celoso, a lo cual repuso la cholita cochabambina que verdaderamente lo fue mientras vivía, pero que ella esperaba que su alma bendita no sentiría celos de mí al verme tan viejo y caballeroso.
Pregunté a mi comadre por la hora en que vendría el alma bendita de don Nemesio a visitarla, para no ser testigo de su conversación íntima, pero ella se encargó de recordarme que yo soy un periodista valiente y como tal no debería arredrarme ante la presencia de un alma bendita que no podría causarme daño alguno.
Además de ser un alma bendita, el espíritu del ex – marido de Macacha era muy puntual y cumplido y se presentó en mi living en los primeros instantes de este día, sabiendo que mañana vendrían mis parientes y mis amigos, gentileza que agradecí.
Escuché resignadamente las palabras de amor que intercambiaron entre los ex - esposos y la reiteración de su promesa de fidelidad eterna, aclarando a la pareja que sólo juraron ante Dios guardarse mutua fidelidad “hasta que la muerte los separe”.
Cuando concluyó el tiempo de los arrumacos, me dirigí al alma bendita de don Nemesio para preguntarle qué tal vivían los muertos en la otra vida, recibiendo la siguiente respuesta: “los muertos vivimos mucho mejor que ustedes en esta tierra, pues nos matamos de risa todos los días al escuchar los discursos de quienes gobiernan el país ofreciéndoles una vida mejor; vemos desde el Cielo al vicepresidente García Linera tratando de explicar a ustedes lo que quiso decir el Presidente y al ministro Carlos Romero tratando de explicar lo que quiso decir el Vicepresidente.
Desde allá arriba vemos todo lo que hace el presidente Evo para ser reelecto otra vez, mientas mi Macacha y usted, don Paulino, creen en la Constitución y en Tribunales Supremos... Bueno, mejor me voy, vuelvo a la otra vida... Les prometo retornar el año próximo... Macacha: cuida a don Paulino... Don Paulino, cuide y respete siempre a mi Macacha...”.
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