Las pérdidas no han sido cuantificadas, pero del mercado Paitití en Trinidad no quedó nada. El fuego, posiblemente consecuencia de un cortocircuito, devoró todos los productos.
En el interior de una de las casetas dormía un niño de dos años (Diego) quien perdió la vida a causa de las severas quemaduras, su madre, Valeria García, quedó con quemaduras de primer y segundo grado y con un trauma nervioso por no haber podido salvar la vida de su hijo.
La falta de agua en aquel momento impidió un trabajo más eficaz de los voluntarios de la Unidad de Bomberos.