Desde hace mucho tiempo y en todos los gobiernos, se ha prometido cuidar la integridad territorial y no sólo en su aspecto geográfico sino en conseguir que se siente soberanía en las zonas fronterizas mediante la instalación de núcleos poblacionales que logren desarrollo y progreso y, sobre todo, se integren al resto del país. Pero, lamentablemente, todo ha quedado siempre en los ámbitos de las promesas populistas y demagógicas.
Cuando desde nuestras fronteras se da cuenta de hechos contrarios a las leyes, recién surge la preocupación por encarar problemas; pero, pasados los días, todo pasa al olvido. El contrabando, el ingreso de personas provenientes de Brasil, Perú o Argentina, la incursión del narcotráfico que elige sitios apropiados para la consumación o paso de sus negocios ilícitos, son algunos casos que “despiertan” en alguna forma las inquietudes de quienes están encargados de remediar la situación de abandono de esos territorios.
¿Qué y cuánto implica la fundación de núcleos poblacionales en nuestras extensas fronteras? Hace muchos años -en la década de los 70- se experimentó con la creación de algunos núcleos a cargo de las Fuerzas Armadas en el sur del país; todo mostró perspectivas halagüeñas para el futuro y hasta se levantó alguna infraestructura; pero temores, susceptibilidades, nomeimportismos de los propios cuadros militares u otras razones dieron lugar a que sean abandonados los proyectos.
Estos centros implican asentamientos humanos a los que, de entrada, se les proveería de tierras; luego se construiría obras civiles como escuelas, postas sanitarias, iglesias, cuarteles, dependencias policiales y un centro de dirección y asesoramiento para que el núcleo se convierta en un pequeño pueblo con el trabajo y atención de la población que, en su mayoría, estaría integrada por reservistas del cuartel que deseen asentarse con todas las ventajas que otorgarían las autoridades en esos nuevos poblados. Serían personas que funden sus hogares y trabajen la tierra, elaboren artesanías y abran talleres de diversa índole que la misma población utilizaría. En fin, los destinos de estos núcleos serían vastos y necesarios.
Lo más importante de todo esto es que se sentaría soberanía con base en los nuevos poblados; se explotaría materias primas, se cultivaría los productos alimenticios necesarios para la población, y la cercanía con pueblos y ciudades ayudaría mucho a que las partes abandonadas del territorio sean ocupadas por colonizadores que, obedeciendo planes pre-concebidos, darían lugar a que departamentos que no hayan formulado planes similares, puedan fundar sitios iguales.
Atender este caso es de suma importancia y se lo puede hacer - como con los proyectos de la década de los 70- sobre la base de las Fuerzas Armadas, cuya presencia en fronteras es absolutamente necesaria, puesto que en las ciudades y centros densamente poblados su presencia es innecesaria. Se tendría que crear presupuestos especiales y anexos a los que se gasta en centros poblados; tendrían efectos muy positivos para la mismas FFAA, que verían desplazados sus efectivos a lo que sería muy útil para el país y, sobre todo, implicaría atención a nuestras fronteras tan irresponsablemente abandonadas.
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