Chúcaros e indomables

Los dos favoritos que abrieron ayer la primera jornada de la Copa de Maestros en Londres, el británico Andy Murray y el serbio Novak Djokovic, se vieron obligados a emplearse a fondo para solventar sus respectivos compromisos sobre la superficie rápida del O2 Arena.

Murray, número tres del mundo y más héroe local que nunca en el Reino Unido después de hacerse esta temporada con el Abierto de Estados Unidos y el oro en los Juegos Olímpicos, fue el primero en saltar a la pista, y lo hizo para remontar un primer set en contra al checo Thomas Berdych y hacerse con la victoria por 3-6, 6-3 y 6-4, en dos horas y ocho minutos.

Murray destilaba motivación sobre la pista, pero su fuerza parecía algo descontrolada y sus disparos, llenos de rabia, se estrellaban a menudo en la red o caían unos centímetros más allá de la línea.

El escocés es uno de esos jugadores que sabe agrandarse ante la adversidad, y requirió verse contra las cuerdas, con 2-5 en contra en el primer set, para enfriar su juego y recuperar algo de control sobre el partido.

El vigente campeón del Abierto de Estados Unidos dio una lección al checo en el segundo parcial y desbarató su saque al inicio del tercero, que le llevó cuesta abajo hacia una victoria con la que presentó su candidatura a hacerse con la Copa de Maestros en su quinta participación consecutiva en el torneo que enfrenta a los ocho mejores tenistas del mundo.

Tampoco lo tuvo fácil Djokovic, número uno del mundo, ante el francés Jo-Wilfried Tsonga, al que ha ganado las últimas siete ocasiones en las que se han visto las caras, pero que tiene la muñeca hecha a los grandes rivales.

El serbio supo templar las embestidas de su rival y dar el hachazo en el momento justo, en el desempate del primer set, para ponerse por delante en el marcador a pesar de que había ido a remolque de Tsonga hasta entonces.