La prohibición del uso de transgénicos coloca un freno a los exportadores que dejarían de percibir 750 millones de dólares anuales.
“El 99% de la producción de soya es transgénica y es lo que se exporta fuera de nuestras fronteras. Asimismo el país dejara de percibir directamente 750 millones de dólares por exportación de oleaginosas, lo cual repercutirá en la economía, puesto que si no exportáramos gas y minerales, gran parte de la economía dependería de la veta de este grano al mercado exterior, que hoy el Gobierno está poniendo en vilo” señaló el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez.
Acotó que las pérdidas serían muy perjudiciales, afectando a toda la cadena productiva, desde los trabajadores del agro hasta los empresarios.
Pérez explicó que, con esta norma, el Gobierno pone en duda su política de seguridad alimentaria, puesto los agricultores estarían pensando en no sembrar soya durante la campaña de verano 2013.