Mundial de 1954, la copa volvio a Europa

El talento Húngaro sucumbe ante los Alemanes



Cuatro años después del frenesí vivido en el estadio de Ma­ra­caná, el tro­feo Jules Ri­met volvió a Eu­ro­pa, al am­bien­te mu­cho más tran­qui­lo de Sui­za. Sin em­bargo, el te­rreno de jue­go fue es­cenario de un es­pec­táculo apa­sio­nante.

Los Húngaros los grandes can­di­da­tos al título se quedaron con las manos vacías.

Hungría era la gran fa­vo­ri­ta. En su alineación apa­recían los nom­bres de Pus­kas, Bo­z­sik, Kocsis y Hi­de­gkuti, un equipo que no había co­no­cido la de­rro­ta en 28 par­tidos in­ter­na­cio­nales y que se había col­gado la me­dalla de oro en los Jue­gos Olím­picos. Sin em­bargo, des­pués de la tristemente fa­mo­sa “Ba­ta­lla de Ber­na” contra Bra­sil, que se saldó con tres ju­ga­do­res ex­pul­sa­dos y una au­téntica pelea en los ves­tua­rios entre los miem­bros de am­bos equi­pos, los húngaros per­dieron el nor­te.

En el partido de la final con­tra Ale­ma­nia, a la que ya había de­rro­tado pre­viamente con un 8 a 3, la selección húngara acabó per­dien­do por 3-2, a pesar de haber man­te­nido una ven­taja de 2 a 0 en el mar­ca­dor.

LOS MÁGICOS MAGIARES

La calidad del fútbol que se presenció en las cinco sedes de la Copa Mundial de la FIFA de 1954 (Basilea, Berna, Lausana, Zúrich y Ginebra) alcanzó cimas de vértigo. En 26 partidos se marcó el increíble total de 140 goles, lo que arroja un promedio de 5,38 goles por en­cuen­tro. Ni qué decir que este récord de goles en una fase final del Mun­dial se ha perpetuado hasta hoy en día. La selección húngara, me­dalla de oro en los Juegos Olím­pi­cos ce­le­bra­dos dos años antes, e im­ba­tida desde mayo de 1950 (31 par­ti­dos: 27 victorias y 4 em­pa­tes), era la indiscutible favorita.

LAS GRANDES SORPRESAS

Las sorpresas llegaron de la mano de otros dos equipos europeos. Sui­za dio la primera: tras derrotar a Italia y con­ver­tirse en la artífice de su “hu­mi­llante” eliminación en la primera ronda de la competición, cayó ante Austria en una refriega épica (5-7, otro récord). Ale­ma­nia, que había re­co­rrido con aplomo el camino has­ta la final, en la que se encontró de nuevo con los húngaros, sus conquistadores de la primera ron­da, fue la protagonista de la se­gun­da sor­pre­sa. Los afi­cio­na­dos esperaban asistir también en esta ocasión a todo un es­pectáculo de magia húngara. De hecho, Hun­gría consiguió con dos goles tomar la de­lantera en el marcador. Du­ran­te diez inolvidables minutos los ale­ma­nes lucharon hasta con­se­guir el empate, pero lo mejor del partido estaba to­da­vía por llegar. Después de que un disparo húngaro se es­tre­llara en el poste de la portería con­traria, Helmut Rahn marcó para Ale­mania el gol de la victoria a tan sólo seis mi­nu­tos del final del par­ti­do, en una jugada en la que el guar­dameta húngaro, Gyula Grosics, resbaló en el césped mojado cuan­do se dis­ponía a hacerse con el balón. El estadio Wankdorf de Berna se convirtió así, el día 4 de julio de 1954, en el escenario de una de las mayores sorpresas que jamás haya deparado un Mundial. Como ya la historia se ha encargado de de­mos­trar, esta Copa Mundial de la FIFA fue la piedra angular sobre la que Ale­ma­nia fundó sus futuros éxitos fut­bo­lís­ti­cos.

Por primera vez en la historia de los mundiales se emite la señal de los partidos por intermedio de la televisión, aunque las transmisiones solamente llegan al país anfitrión. Cuatro años más tarde, la señal saltaría el oceano para verse en otros continentes.

Ante la idea de que el juego fuerte debe ser sancionado de una manera ejemplar, los miembros de la Internacional Boar, que son quienes mandan en materia de re­gla­mern­tos en el fútbol, plantean la necesidad de mostrar tarjetas de colores de acuerdo a la falta disciplinaria. Por entonces la discusión estaba en torno a los colores que de las tarjetas que debían mostrarse.

Brasil resultó nuevamente eliminada en las primeras de cambio del certamen y todos se preguntaban en el gigante de América del Sur el por qué no podían llegar a ser campeones. El entrenador Feola les dio la res­pues­ta: Había que comenzar por la revisión médica de los jugadores, en especial por los dientes picados.

Cuatro años más tarde, en el mundial del 58, serían campeones por primera vez. La lección quedó aprendida y hoy en Brasil, cuando los niños se van a probar a los equipos, primero los mandan al dentista.

Los datos de este recuadro, fueron anotados por el historiador del fútbol boliviano, el arquitecto Iván Aguilar, que tiene una biblióteca del fútbol en La Paz.

Equipos: 16

Fecha: 16 junio 1954 hasta 4 julio 1954

Final: 4 julio 1954

Partidos: 26

Goles: 140 (promedio de 5.4 por partido)

Asistencia: 889500 (promedio de 34211)

Ganador: República Federal de Alemania

Segundo: Hungría

Tercero: Austria

Cuarto: Uruguay

Botín de Oro: Sandor KOCSIS (HUN)

 
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