Es un completo desconocido para el gran público pero su biografía llama enseguida la atención: Justin Welby, obispo de Durham (norte de Inglaterra), designado por el Gobierno británico como nuevo arzobispo de Canterbury, líder de la Iglesia de Inglaterra, puesto que asumirá el próximo enero, es un antiguo ejecutivo petrolífero, educado en Eton y Cambridge, que con poco más de 30 años colgó americana y corbata para ponerse los hábitos y abrazar el sacerdocio. Evangelista radical en lo litúrgico, es favorable a la ordenación de mujeres obispos pero mucho más conservador en lo que respecta al otro gran debate que divide a los anglicanos en el mundo: la cuestión homosexual.
Como señala el protocolo, la residencia oficial del primer ministro británico, David Cameron, el 10 de Downing Street, ha anunciado el nombre del nuevo arzobispo de Canterbury después de que le diese la aprobación final la reina Isabel II, gobernadora suprema de la Iglesia anglicana. Cameron debía aceptar a uno de los dos candidatos que le ha recomendado una comisión integrada por 16 obispos y laicos, miembros de la llamada Comisión de Candidaturas de la Corona (CNC, por sus siglas en inglés), que durante meses han evaluado los méritos de los aspirantes.
Nacido en Londres el 6 de enero de 1956, casado y padre de cinco hijos, el nuevo arzobispo de Canterbury, que tomará las riendas de la Iglesia Anglicana el 21 de marzo próximo, ha tenido una carrera meteórica y ha necesitado menos de un año al frente de un obispado parta ser nombrado sucesor del respetado pero en muchos aspectos fracasado antecesor, Rowan Williams, que hace ya algunos meses anunció que dejará el cargo en diciembre y que se marcha con su prestigio personal e intelectual intacto pero sin haber espantado el peligro de un cisma que afrontan los anglicanos en todo el mundo,divididos en torno al papel de las mujeres y de los sacerdotes homosexuales en la iglesia y en el mundo.
Frente a su antecesor Williams, de posiciones liberales, Welby, con una larga experiencia como ejecutivo en la industria petrolera, pertenece al ala conservadora de la cúpula anglicana y se opone a los matrimonios homosexuales en el seno de la Iglesia de Inglaterra, si bien apoya el sacerdocio femenino.
Welby no era ni mucho menos el favorito, pero parece haber contado con la ventaja de su buena prensa y de la escasa simpatía que despierta el muy ruidoso arzobispo de York, John Sentamu, siempre dispuesto a convertirse en noticia. El nombramiento, que se esperaba para finales de septiembre, se ha hecho esperar mucho más de lo que se vaticinaba. Quizás por la necesidad de contentar a todos los sectores, no sólo en Inglaterra sino en el mundo anglicano en general. O más bien la conveniencia de no contentar del todo a nadie.
El candidato elegido parece cumplir esa condición. Su refinada educación -es el primer ex alumno de Eton que llega al arzobispado de Canterbury en 150 años- le puede hacer sospechoso a ojos de muchos, al igual que la primicia mundial de ser un líder religioso que ha pasado 11 años trabajando como ejecutivo de una compañía petrolífera antes de hacerse cura. Welby trabajó para Enterprise Oil Plc, y en particular en las exploraciones a la búsqueda de crudo en Nigeria, y llegó a ser tesorero del grupo.
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