Gracias a la prensa nacional la opinión pública está informada de que los ingresos para el Estado por venta de hidrocarburos al exterior subieron desde el año 2006 a junio 2012, a la gigantesca suma de 14.494 millones de dólares, importe considerado como “récord histórico”, atribuible, según el Gobierno, a la nacionalización de los hidrocarburos, cuando los hechos nos hacen ver que la mencionada bonanza económica del país obedece fundamentalmente a tres factores:
1.- A los altos precios del petróleo en el mercado mundial (cotización internacional). 2.- Al incremento de los volúmenes de exportación a la Argentina y Brasil. 3.- A la Ley de Hidrocarburos No. 3.058, promulgada antes de la nacionalización de los hidrocarburos el 17 de mayo de 2005.
De esta manera el diagnóstico petrolero establece que la nacionalización de hidrocarburos se limitó al disfrute de los resultados de la reforma tributaria de la Ley 3.058 y de la extraordinaria elevación de precios de las materias primas en el mercado internacional, pero no se recuperó el control estatal, frente a las petroleras transnacionales.
Al respecto CEDLA dice que la preeminencia de las empresas extranjeras en el control de la producción de hidrocarburos es evidente, porque cerca del 80% continúa en poder de las operadoras extranjeras y el Estado, en cambio, sólo participa en la producción del 20% restante, a través de las empresas petroleras Chaco y Andina.
DESTINO DEL IDH
El semanario Energy Press en uno de sus artículos registra puntos de vista de la “Fundación Jubileo” referente al Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y señala que, a pesar de los cuantiosos recursos que percibe el Estado, el gran déficit está en la inversión. Sólo el 3% es destinado a este rubro, lo que es mínimo e insuficiente para el desarrollo productivo del país y para la generación de empleo, mientras el mayor porcentaje del IDH se va a gastos corrientes.
Vale decir que el gobierno plurinacional está desaprovechando la gran coyuntura de la bonanza económica del país al disponer del 97% del IDH para gastos corrientes en desmedro de la reactivación y desarrollo integral de la economía nacional.
De haberse utilizado el mayor porcentaje del IDH en inversiones productivas, con seguridad se habría evitado el deslizamiento irracional de los recursos del Estado en gastos prescindibles, que no contribuyen a la solución de la extrema pobreza de las mayorías nacionales.
Nos referimos, por ejemplo, a la adquisición del satélite “Túpac Katari”, cuya compra demandará erogación de millones de dólares para su funcionamiento y mantenimiento. Asimismo se contratará 64 profesionales para operaciones terrestres del satélite, por lo que se ha programado un viaje de capacitación técnica a la República Popular China, por lo que se gastará, por cada becario, 50 mil dólares (total 3.200.000 dólares americanos), según un matutino local (25-10-2012).
Por la falta de información oficial fidedigna, pormenorizada y transparente sobre el destino del IDH, la ciudadanía pregunta: ¿cómo, cuánto y en que se gastó o invirtió el dinero del IDH? Por lo visto, las expectativas de un futuro mejor se truncaron por el manejo discrecional del dinero del pueblo boliviano, pero existe la esperanza de mejores días para la Patria porque “no hay mal que dure cien años”.
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