La inversión pasa a segundo plano porque un 66% de los recursos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) se va al gasto corriente, dejando un porcentaje visiblemente menor a la inversión.
La renta por hidrocarburos aumentó de 2.285 millones de bolivianos en 2004 a 4.980 millones en 2005, considerando la regalía y el IDH; y para la gestión 2011 llegó a 13.720
millones de bolivianos.
“Al analizar el destino del IDH por sector, un primer aspecto que llama la atención es que existe una dispersión en el uso de estos recursos hacia un gran número de finalidades, resultado del amplio abanico de posibilidades de gasto o competencias que determina el marco legal, y que refleja también que los diferentes niveles de gobierno han atendido, con estos nuevos recursos, diferentes necesidades y demandas, más allá de un plan estratégico o proyecto conjunto”, explica Jubileo.