Cuerpo sano en mente sana, aporta el dicho. De allí que si tenemos la mente enferma, nuestro cuerpo no estará para ejemplo de nadie. Las digresiones anteriores derivan de que en este país definitivamente estamos locos y nuestro cuerpo lo refleja. Pese a todos los discursos en este y anteriores sistemas de gobierno, mientras se predica una conducta se actúa de manera contraria.
Se dice: “queremos una justicia pronta, sin distingos, eficaz, transparente, donde se privilegie la rápida solución de las causas o litigios, en beneficio del mundo litigante”. Pero, para decirlo, se convoca a todos los jueces y funcionarios de un distrito judicial y durante tres días se les habla de los derechos de los ciudadanos, mientras éstos miran asombrados que sus salvadores no los atienden, pues están aprendiendo ¡¡cómo atenderles mejor!!
Son increíbles las veinte mil maneras de perder el tiempo de los jueces y funcionarios judiciales. Con esto del cuerpo sano, qué mejor que paralizar todo el sistema de administración del país e irse a practicar deporte por varios días, cerrando la administración de justicia a los ciudadanos, perjudicando a miles de personas, respecto de quienes se habla de reforma judicial, nueva justicia, y etcétera.
Desde el pasado jueves, en todos los distritos judiciales del país, los funcionarios han hecho maletas y se han trasladado en masa a la ciudad de Trinidad, bajo el pretexto del deporte y la camaradería. Mientras, en las diversas ciudades del país, la atención judicial virtualmente se ha paralizado.
En Pando literalmente echaron llave a los juzgados y dejaron a un solo juez para casi la totalidad de los juzgados. Audiencias que habían sido programadas meses antes no se las pudo realizar. Pedidos, demandas, todo tipo de memoriales, han pasado a dormir el sueño de los justos hasta que cuatro días después retornen los deportistas, que de seguro sacarán frutos de su viaje pagado con el dinero de los contribuyentes, para mejor resolver las causas que por miles esperan una solución que nunca llega.
Sin embargo, esta sarta de contradicciones no termina allí. Un equipo del Tribunal Constitucional está recorriendo el país y hace suspender la actividad judicial, para explicar el nuevo Código de procedimiento constitucional. Es evidente que la formación de los juzgadores es un asunto de vital importancia en esto de defender los derechos de los ciudadanos. Pero es un contrasentido que, para enseñar a defender esos derechos, se suspenda el ejercicio de dichos derechos cerrando los tribunales y perjudicando a los supuestos beneficiarios de las reformas judiciales y de las nuevas leyes que pomposamente son publicitadas.
Parece que las nuevas autoridades judiciales han olvidado que pueden y deben dedicar a esas loables tareas los sábados y domingos, ya que se trata de formación personal, que no puede traducirse en perjuicio para los pobres connacionales que han tenido la desgracia de meterse entre los engranajes de la justicia.
Si usted no enloquece al ser partícipe de estas barbaridades, sea porque tiene la suerte de no tener pleitos, o porque su mente sigue sana gracias a su optimismo incurable, agradezca y pida que el deporte no se convierta en el nuevo enemigo de la justicia pronta o, lo que es peor, que sea un nuevo deporte la retardación de justicia.
El autor está hasta la coronilla de las mil maneras de demorar la administración de justicia en la vida real, y de discursos que dicen lo contrario.
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