El Día Histórico - 12 de noviembre de 1900
Ángel Custodio Vicuña, enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario de Chile en el Perú, y que años antes había desempeñado igual cargo en Bolivia, cumpliendo instrucciones de su gobierno, propuso al presidente del Perú, Eduardo López de Romaña y al ministro de Relaciones Exteriores Felipe de Osma, el arreglo de la cuestión de Tacna y Arica, con base en un concierto internacional para operar la conquista de Bolivia.
CÓMO NACIÓ ESA IDEA
Desde hacía algunos años, la idea de la polinización de Bolivia, como recurso eficaz para liquidar de una vez por todas la Guerra del Pacífico, era cosa aceptada y arraigada en la opinión pública chilena. Ya en 1887 se hablaba de esta idea, con la mayor crudeza, en altos círculos políticos y sociales de Santiago. Haciéndose eco de ella, un autorizado órgano de la prensa decía:
“Bolivia sin puerto en el Pacífico es una especie de feto internacional sin pulmones, que tiene que asfixiarse, que está condenada a morir. Para seguir siendo una nacionalidad necesita indispensablemente una salida hacia las naciones; pero sentado como verdad comprobada el hecho de que Bolivia necesita un puerto en el Pacífico para vivir, las consecuencias que deducen los que toman en cuenta, ante todo, los intereses chilenos, son absolutamente distintas de las que deducen aquellos que consultan los intereses bolivianos.
Sin un puerto en el Pacífico se ha dicho en Chile- Bolivia es un país imposible, Bolivia se muere. He ahí el hecho.
¿Pero se deduce de aquí que Chile está obligado a dar un puerto a Bolivia? No. Lo que lógicamente se deduce es que si se ha insertado en el continente un país geográficamente absurdo, que no tiene condiciones propias de existencia, ese país no tiene razón de existir, no puede vivir, debe desaparecer como nación. Chile no es una botica continental, obligada a suministrar tónicos y específicos a los débiles moribundos. Hay un interés chileno y un interés boliviano ambos encontrados. Sería, no absurdo, porque otra es la palabra, que los chilenos fuésemos a resolver este gran problema con criterio boliviano, desatendiendo el interés chileno” (editorial de “El Porvenir” de Santiago de Chile
MAGALLANES Y
“EL CASO DE BOLIVIA”
En febrero de 1899, los presidentes, de la Argentina Julio A. Roca, y de Chile, Federico Errázuris, celebraron en el estrecho de Magallanes una conferencia de carácter internacional. En esta entrevista, Chile además de dejar arregladas sus cuestiones sobre límites con la Argentina, adquirió la libertad de obra en los asuntos del Pacífico en la forma que más conviniera a sus intereses, y, según lo asegura un escritor chileno, allí se trató también el “caso de Bolivia”.
Según ese mismo escritor, “después de la conferencia de Magallanes, Chile ya nada tenía que temer, pues el abrazo de los dos presidentes significaba el abandono total y completo a la sola voluntad de aquella nación el arreglo de sus cuestiones con Bolivia y el Perú”. Lo cierto es que el general Roca, con un egoísmo verdaderamente funesto para el Perú y Bolivia, había dicho al oído del presidente Errázuris que él se encogería de hombros ante todo lo que hiciera Chile para liquidar sus cuestiones derivadas de la guerra del 79.
NUEVA ACTITUD DE CHILE
El presidente Errázuris sabiendo que podía contar por lo menos con la cooperación moral del gobierno argentino, imprimió nuevos rumbos a la política internacional de Chile con respecto al Perú y Bolivia. Como primera medida hizo notificar a Bolivia, en forma cruda, por medio de la famosa nota del plenipotenciario Abraham Konig, de que no debía esperar el traspaso de los territorios peruanos, en caso de que pasaran a pertenecer a Chile. Al mismo tiempo, envió a Lima, en calidad de agente diplomático a Ángel Custodio Vicuña, para proponer al Gobierno del Perú la polinización de Bolivia.
VICUÑA PROPONE
A principios de 1900 llegó a Lima el plenipotenciario chileno; y en septiembre insinuó verbalmente al presidente Eduardo López de Romaña la idea de un concierto internacional para conquistar Bolivia. Propuso también al ministro de Relaciones Exteriores Felipe de Osma, el arreglo de la cuestión de Tacna y Arica, cediendo el Perú estas provincias a Chile, a cambio de la alianza ofensiva entre los dos Estados para declarar la guerra a Bolivia, cuyo rico territorio -decía- “habría de ofrecer amplias compensaciones a los gastos y esfuerzos de la empresa”. La proposición fue rechazada, pero Vicuña insistió manifestando que el Perú debía abandonar toda esperanza para la ejecución del plebiscito convenido en el Tratado de 1883.
EL DIARIO, 22 de septiembre de 1927.
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