Guillermo Cortez Arce
Se afirma que Bolivia es un país minero, saber si eso es cierto plantea interrogantes: ¿es un país minero o un país que vive de la minería? Un país minero cuenta con una política minera definida y una ley que promueva y controle la actividad minera incentivando que los actores: estatal, privado y cooperativo, sin preferencias ni competencias, aporten al desarrollo nacional.
Lamentablemente la realidad es otra, tenemos pocas empresas con planes y proyectos definidos y muchas minas de mediana y pequeña escala son explotadas caóticamente, de manera selectiva y artesanal, sin planes, sin control, con recuperaciones bajas, afectando la vida y calidad del yacimiento; las cotizaciones favorecen la producción y el lucro; se paga regalías, se evita cargas impositivas afectando la economía del país. La opinión pública la califica como extractivismo.
¿Está la actividad minera bien regulada? Un país minero requiere de regulación, general y específica, para desarrollar minería racional, nuestro país no la tiene y tomará mucho establecerla; un ejemplo de ello es el liberal manejo de explosivos, países con regulaciones jamás permitirían el manejo que hacemos; venta libre, falta de control, transporte sin normas de seguridad, explosiones en áreas urbanas. Una ambulancia transportando dinamita sin castigo es la mejor prueba, en fin, hay caos y desorden.
Observamos avasallamientos, toma de minas con mineral, robo de bienes y concentrados sin inversión ni sanción; habiendo cientos de minas con trabajos abandonados, se toma minas en operación, sin resarcimiento y a veces con pérdidas de vidas humanas. ¿Somos un país minero? ¿Cumplen los mineros con las normas técnicas, de seguridad, ambientales y operativas?
En un país minero diversas normas llevan a la explotación eficiente y racional de minerales, así dispone nuestra Constitución, pero la realidad nos muestra que con excepción de algunas empresas privadas, la gran mayoría de operadores no conoce o no cumple las normas técnicas, operativas, económicas, sociales, laborales y ambientales.
¿Cuál es la dimensión de la minería en Bolivia? Un país minero debería conocer su potencial y diversidad mineral, sus recursos y reservas, como resultado de programas de exploración que establezcan cantidad, calidad y características de cada depósito mineral.
Considerando el potencial mineralógico que tenemos, no conocemos nuestros recursos y reservas. Nuestro Servicio Geológico debería ser la institución mejor equipada del país, pero tiene grandes limitaciones y fue designado como su Director un ingeniero en electrónica. No conocemos informes de los actores mineros estatales, privados y cooperativas sobre las reservas desarrolladas anualmente, salvo algunos contratos con COMIBOL. Teniendo 7.880 concesiones mineras, con menos del 2% de territorio bajo concesión y con un alto porcentaje sin trabajo, ¿somos país minero? ¿Conoce la población boliviana lo que es y significa la minería? No, muchos bolivianos consideran que minería es abrir socavones o rajos sin planificación, sin medios, sin inversión.
Que una comunidad exija al Estado tomar un área minera en exploración, que requerirá años para su explotación y demande trabajo para 1.000 y luego 12.000 campesinos, muestra el pobre criterio minero que se tiene. Nuestra ciudadanía no conoce lo que realmente es la minería moderna y acepta mensajes y slogans de tinte político, ideológico o sectorial, ignorando que el factor técnico debería imponerse al factor político con los resultados que son vistos. Existen muchos factores y parámetros más para establecer si Bolivia es un país minero, por ahora decimos que lo será si nos proponemos hacer minería de verdad.
El autor es Ing. M.Sc. y Consultor en Minería y Medio Ambiente.
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