El Museo Nacional de Arte resguarda un diverso y múltiple tesoro latinoamericano

El continente sudamericano es rico en diversidad, pero aún así se establece como unidad. Para demostrar las visiones que hermanan a los pueblos de esta región del globo, el Museo Nacional de Arte (MNA) propone la muestra “Artistas Latinoamericanos del Siglo XX”, colección que reúne cerca de cincuenta obras de renombrados artistas que permiten un enfoque bastante completo de las diversas corrientes artísticas que surgieron en la región.

La colección que sorprende a visitantes nacionales y extranjeros es un tesoro casi oculto que está guardado en las bodegas del MNA a causa de la falta de espacio de sus instalaciones. Por esto, la muestra es una oportunidad que sólo podrá aprovecharse hasta una futura ampliación en la que está contemplada una sala destinada a la exposición permanente de esta rica colección de arte latinoamericano.

La exhibición está compuesta por valiosos grabados, dibujos y pinturas que son parte importante de la etapa signada por la búsqueda personal de los artistas latinoamericanos para formular sus propios lenguajes, entre la avalancha occidental y los nacionalismos que fueron seguidos de cerca por la desaparecida crítica de arte, Marta Traba. La misma dejó como legado el texto “Dos décadas vulnerables en las artes plásticas de Latinoamérica” (1950-1970), en el cual hace referencia a la colisión de culturas que, en la primera década del siglo XXI, es más evidente.

En esta colección es destacable la presencia de artistas brasileños como Cándido Portinari, un artista que rescató imágenes de las culturas del noroeste, las favelas y emigrantes. Asimismo, Di Cavalcanti, influido por el cubismo y el simbolismo europeo, Antonio Bandeira cuyas últimas obras se acercan al expresionismo abstracto. También se cuenta con una obra de Ligia Clark que muestra su espíritu para captar los espacios en la superficie. Por otra parte, Manabu Mabe, de origen japonés, inicialmente figurativo concluye su labor asumiendo el abstracto informal sin perder su sentido de lo instantáneo oriental.

Se incluye una obra de Sergio Magalhaes, cuyas piezas tienen una fuerte tendencia del diseño gráfico. José de Paula Inima, miembro del movimiento modernista, denota en su obra una preocupación universalista. Interesado por la geometría está Iván Serpa, cuyas obras recalan en el arte concreto. Se tiene el caso de Alfredo Volpi, de origen italiano, y que encontró en el Brasil el espacio que le permitió desarrollar una pintura de composición hierática, cuya síntesis lo emparenta con los pintores de la escuela concreta.

El exponente argentino es Peres Celis, un artista de gran capacidad creativa que atrae por sus innovaciones técnicas y de Oscar Gubiani una estampa de xilograbado de gran fuerza expresiva.

Siguiendo con la lista, Colombia está representada por Enrique Grau, con una obra de la etapa influida por el abstracto que luego dejó para volver a la figuración. Además, está presente Alejandro Obregón, con un goauche, que es un tipo de pintura consistente en pigmento, de gran factura que resume la gestualidad que le hiciera generar obras de gran calidad cromática.

Los artistas cubanos tienen en Cundo Bermúdez y René Portocarrero a dos grandes figuras de producción importante y reconocida en el mundo, acompañados por un Sandu Darie abstracto geométrico y José Bermúdez Vásquez que empezó a indagar por los senderos de las religiosidades caribeñas.