Con todos los honores

Zlatan Ibrahimovic reivindicó sus galones de gran figura del fútbol sueco para firmar cuatro goles y darle la victoria por 4-2 a su selección ante Inglaterra en la inauguración del nuevo estadio nacional, el Friends Arena.

El delantero del París Saint Germain pudo él solo con la resistencia de la selección inglesa, que en 1937, cuando se estrenó el antiguo estadio Rasunda, venció por 4-0, y parecía que iba a marcharse de nuevo con un triunfo para su palmarés.

Ibrahimovic encarnó el espíritu irreductible de este conjunto nórdico, que hace muy poco ya protagonizó una espectacular reacción en Alemania, donde empató tras ir perdiendo por 4-0.

En esta oportunidad la remontada fue de menor calibre, tan solo iba 1-2 por detrás, pero por momentos los ingleses, que hace medio siglo que no consiguen derrotar a domicilio a los suecos, tuvieron perfectamente controlado el partido. No sabían lo que se venía.

El mérito de Ibrahimovic y sus compañeros fue de nuevo otra vez el no rendirse, el poder de mantener intacta la moral mientras que su rival, ya sin su capitán Steven Gerrard en el campo en su partido 100 con la selección absoluta, perdía el sitio y el control de la cancha de juego.

Con un conjunto plagado de bajas, como Wayne Rooney, Kyle Walker, Aaron Lennon, Jonjo Shelvey, Theo Walcott y John Terry, el cuadro de Roy Hodgson, aún herido por el último empate en Polonia en un partido de clasificación para el Mundial de Brasil, se mostró irregular.

Pronto, a los veinte minutos, Zlatan Ibrahimovic comenzó su festival para festejo de sus incondicionales y adelantó a una Suecia que parecía lanzada.

Inglaterra aceptó el reto y, entre la experiencia de Gerrard y la juventud de los menos habituales, reaccionó con contundencia. Danny Welbeck igualó a los 35 minutos al rematar en el segundo palo un buen envío de Ashley Young y poco después (m.38) el debutante Steven Caulker se doctoró tras un certero envío de Gerrard.

Tras el descanso, la selección sueca salió algo tocada de moral, pero los ingleses no supieron aprovecharlo y lo pagaron cuando Hogdson comenzó a mover el banquillo.

Sin Gerrard en la medular, los desequilibrios que generaron los movimientos locales fueron aprovechados, cómo no, otra vez por Ibrahimovic para establecer las tablas y luego, de falta directa, para firmar el 3-2.

El broche de oro del sueco se vio en una brillante acción, cuando con una chilena desde fuera del área, marcó el definitivo 4-2.

Este partido y esta fecha quedarán para siempre en la historia del fútbol sueco, europeo y mundial. ‘Ibra’ en estado puro. Un genio innegable, esta vez para lo bueno.

La selección sueca atraviesa por un buen momento, después de su increíble empate a domicilio frente a Alemania tras superar un 4-0 adverso, y mantiene sus las opciones de seguir aspirando a ganar el grupo y lograr el billete directo para el Mundial de Brasil.