El censo que se ha de realizar es un acontecimiento que debería interesar a todos, porque nos dará a conocer un indicar socioeconómico muy importante para planificar el desarrollo del país en el próximo decenio. Si la población ha crecido, como es evidente, la necesidad de escuelas, hospitales, seguridad alimenticia, etc. para una población que ha superado los diez millones de personas es de primerísima importancia, pues el mayor tesoro que tiene un país es su población. Por eso, la calidad de vida que se le ha de brindar para que viva en condiciones dignas, y produzca mayor riqueza en beneficio de todos, es fundamental.
Un censo es la medición de la población y las necesidades que esa gente tiene. Es un indicador objetivo, que ahí está, y así es. Cuanto más reales y confiables sean los datos conseguidos, habrá mayor probabilidad de que la planificación que se realice de ahí en adelante sea exitosa y sirva a quien debe llegar: la persona concreta, con específicas necesidades. De ahí que la elaboración de las preguntas a realizarse deben ser claras, concretas y pocas para evitar que la gente se confunda al responder al encuestador.
Como el censo es un hecho objetivo, debe estar libre de manipulaciones de cualquier clase, que puedan desvirtuarlo. Por eso, la política partidaria, la ideología de cualquier grupo, o los intereses ocultos de ciertas personas tienen que estar ausentes. La planificación debe ir hacia arriba, a mejorar las condiciones de vida teniendo como parámetro lo superior, el ideal a conseguir; no se puede priorizar a ningún sector en detrimento del otro. La población de las ciudades y la del campo tienen que ser adecuadamente atendidas.
Por otra parte, se ha establecido el control social para vigilar el funcionamiento del Estado y sus organizaciones. Pero las organizaciones sociales de mestizos, que funcionan en las ciudades, como los comités cívicos, u otras agrupaciones que velan por los intereses de la gente del lugar, ¿son escuchadas con la misma atención que las otras? Con eso, en la práctica, se está negando derechos a una parte de la población, en un país que tiene leyes contra la discriminación. Esa actitud puede afectar la credibilidad del censo.
Desde hace siete años el MAS se encuentra en el Poder. Es un partido que se encamina al socialismo, y esta forma de gobierno propone planes quinquenales de desarrollo. Por muy mal que los gobiernos de la “derecha” hubieran realizado las cosas, el actual Órgano Ejecutivo tenía la oportunidad de revisarlas y enmendarlas. ¿Cuánto de la planificación del actual Gobierno se ha realizado de acuerdo con las promesas hechas, tanto en discursos como en presupuestos? ¿En cuánto se ha reducido la pobreza en la realidad y cuánto se había prometido? ¿Cuánto se ha prometido, y cuánto se ha trabajado para asegurar la seguridad alimenticia de la población desde hace 7 años? ¿Cuánto se ha prometido y cuánto se ha conseguido en la seguridad de la provisión de agua potable y de energía para los bolivianos?
Esos datos se los debe poner a disposición no sólo de los llamados organismos de control social, sino de la COB, La Confederación de Campesinos, la prensa y la población toda, para que los conozcan, los evalúen y, en su caso, cambien de opinión acerca de la eficiencia del Gobierno. Esos datos han de permitir comparar hechos pasados con planificación a realizarse, y a medir, posteriormente, la importancia de los censos.
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