Cuando se toca el tema de la política partidista no es solamente para referirse a inminentes o lejanos procesos electorales, sino a lo que hace en el llano, al comportamiento que muestra frente a los grandes y hasta acuciantes problemas nacionales, ante la situación y seguridad nacional y mundial. En fin, la política partidista tendría que estar inmersa en todos los análisis que la vida diaria permite. Por las preocupaciones, análisis, ideas, aplausos o críticas que manifiesten o hagan los grupos políticos, la ciudadanía se da cuenta del valor que tienen y de las esperanzas y posibilidades que puedan representar para el mañana.
Viene a cuento el tema porque los pocos partidos políticos existentes en el país, con inclusión del oficial MAS, sólo están preocupados por lo que hace y dice el Gobierno, sin aportar algo positivo a favor del país y que debería hacer el régimen gobernante; tendría que haber preocupación por analizar la situación actual y sus perspectivas; cabría que sus dirigentes coadyuven en la formación de los jóvenes, mostrándoles realidades del diario vivir y señalándoles perspectivas para que ellos puedan encarar problemas en su momento, y ahora se preparen para enfrentar lo que forzosamente será de su responsabilidad, o sufrirán las consecuencias de lo malo que pueda pasar.
Nuestros partidos políticos, será por lo pequeños que son y por estar, al parecer, en condición incipiente, sólo giran alrededor de egocentrismos personales, están con la mira en encontrar candidatos muy anticipados para las elecciones del año 2014; viven obnubilados con lo que hace mal el Gobierno y, repitiendo el criterio, no muestran soluciones para el país porque, por su ceguera o interés egoísta, parece que lo que creen que debe hacerse se lo guardan, lo tienen bajo “siete candados” con la esperanza -vana en la mayoría de los casos- de ponerlas en práctica ellos cuando sean gobierno.
Triste es el papel que están jugando esos políticos y la consecuencia inmediata que tiene que afectarlos es que no aparecen como posibles líderes ante jóvenes a los que se supone deberían tenerlos como militantes partidarios; esto determina que no hay criterios, ideas, planteamientos, sugerencias y pensamientos nuevos que vayan preparando al pueblo para encarar el futuro político del país o, de momento, para entender lo que está pasando, el acontecer diario muchas veces protagonizado por grupos políticos que nada positivo dicen.
Parece que, como se presentan los hechos, hay que repetir lo que decía el novelista vasco Pío Baroja el 13 de mayo de 1904: “La verdad es que hay siete tipos de personas: los que no saben, los que no quieren saber, los que odian el saber, los que sufren por no saber, los que aparentan que saben, los que triunfan sin saber, y los que viven gracias a que los demás no saben”. Los calificativos, acertados en muchos aspectos, especialmente en nuestro país, serían aplicables no sólo a los políticos sino a muchas personas de la población que, con su indiferencia y su forma “de vivir muy adentro de sí mismas y sujetas hasta a sus criterios equivocados”, están ausentes de la realidad que viven y que las afecta de todas maneras.
De todos modos, la esperanza queda en que nuestros políticos cambien y que ese cambio sea también para los del partido que está en el gobierno, de otro modo el futuro se muestra incierto, oscuro y sin luces que puedan iluminarlo.
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