El Día Histórico - 25 de noviembre de 1854
I
A las nueve de la noche, tres cañonazos y un repique general de campanas anunciaron en las ciudades y en los pueblos el comienzo de la operación del censo. Los días 25 y 26 se los declaró días cívicos; se cerraron las oficinas públicas y los talleres y se empavesaron las calles en señal de regocijo por tan trascendental acontecimiento, que en verdad lo era.
IMPORTANTE PARA LA VIDA DE LOS PUEBLOS
Todas las naciones del orbe, antiguas y modernas, civilizadas o no, se han preocupado siempre por practicar el recuento periódico de sus habitantes, empleando para ello procedimientos más o menos científicos, más o menos rutinarios y empíricos.
El aforismo de que los números no gobiernan el universo, pero que enseñan cómo está gobernado, ha guiado en todo tiempo a los conductores de los pueblos para administrar la cosa pública y procurar los medios de mejoramiento y progreso en todos los órdenes de la actividad humana. Limitando nuestras observaciones al suelo en que vivimos, recordaremos que los antiguos peruanos dieron grande importancia a las estadísticas de la población.
En el imperio de los Incas hubo los quipu-camayos o conservadores de los quipus, que por medio de cordones de diferentes colores unidos y entrelazados de diverso modo, formaban la estadística de los nacimientos, de las defunciones, de los casamientos y del número de los que hallaban en estado de servir en el ejército, y otros datos concernientes a la población del reino.
LOS ESPAÑOLES SE PREOCUPARON POR EL CENSO
Los primeros españoles que vinieron a nuestro país, atestiguan la exactitud de estos cálculos; sin embargo, no dan la razón de la cifra de la población peruana al tiempo de la conquista, lo único que se sabe es que la población de Tiahuanaco bajo la dominación de los aymaras ascendía a más de dos millones de habitantes.
El primer censo formal de los habitantes del territorio que después fue conocido con el nombre de Alto Perú, se practicó en la época del virrey don Francisco Toledo (1580). Este censo arrojó la cifra de 630.000 habitantes. El segundo censo se lo practicó en 1796, cuando el Alto Perú formaba parte del virreinato de Buenos Aires. El resultado dio 552.700 almas.
La disminución de habitantes entre uno y otro censo se explica por el hecho de que la sublevación indigenal de 1781, con todo su cortejo de guerras, matanzas, pestes y hambre, mermó la población de una manera considerable.
SANTA CRUZ Y BALLIVIÁN LEVANTARON CENSOS
Después de proclamada la República, el primer censo nacional fue de 1831, bajo la administración de Andrés de Santa Cruz. Este censo dio un resultado de 1.047.540 habitantes.
El general José Ballivián mandó levantar en 1845 otro censo de población. Los cómputos arrojaron un millón 378.896 habitantes.
ORDEN PARA EL CENSO DE 1854
En 1854 se levantó otro censo nacional. El gobierno del general Manuel Isidoro Belzu, teniendo en consideración “que la población carecía de un censo general de la población, puesto que hasta entonces el que se habría practicado no tenía la generalidad ni la exactitud indispensable en esta clase de documentos”, por decreto de 31 de enero de ese año ordenó la formación del censo general de la población de la República. El inspirador de este acto fue el ministro Joaquín de Aguirre.
Por circular de 7 de mayo siguiente, se reglamentó la forma en que debió practicarse la operación, señalándose el 25 de junio próximo para su verificativo simultáneamente en toda la República.
Ese día a las nueve de la noche, tres cañonazos y un repique general de campanas anunciaron en las ciudades y en los pueblos, el comienzo de la operación. Los padres de familia, los dueños de casa y los jefes y directores de establecimientos públicos, provistos de suficiente número de cédulas que al efecto se les había distribuido con anticipación, procedieron a llenarlas con los datos y especificaciones detallados en el pliego de instrucciones.
Los habitantes indígenas del área rural fueron empadronados por sus patrones o administradores, si pertenecían a haciendas; por los alcaldes si eran comunarios, hallándose todos sujetos a la vigilancia y control de los corregidores de la respectiva circunscripción territorial.
Los días 25 y 26 fueron declarados días cívicos, se cerraron las oficinas públicas y los talleres, y se empavesaron las calles de las ciudades y pueblos de toda la república, en señal de regocijo por tan trascendental acontecimiento..
EL DIARIO, 25 de junio de 1928.
gonzalocrespo30@gmail.com
Luis S. Crespo fue Sub-Director de la Comisión Nacional de Censo de la República 1900 (actual Instituto Nacional de Estadística - INE).
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