Patria o muerte, ¡pensaremos!
Rolando Barral Zegarra
SEGUNDA PARTE
7.- Cuando un gobierno se fundamenta sólo en la ideología, al margen de la realidad, está destinado al fracaso. De otro modo, afirmarse sólo en la ideología y no en la ciencia y sus respectivos escenarios y situaciones concretas es negar lo sustancial del conocimiento para transformar la realidad. “Nadie cambia lo que no conoce”. Las políticas públicas deben partir de la investigación científica, y no de la visión deformada de la realidad.
8.- Si el conocimiento es poder, ¿por qué no hacer que el “poder” sea más conocimiento que ideología? Como expresa Robert T. Merton: “Tenemos muchos conceptos, pero pocas teorías confirmadas; muchos puntos de vista, pero pocos teoremas; muchos tanteos, pero pocos resultados”. No se trata de anular la ideología, es más, no se podría; simplemente debemos aprender a adecuar nuestras ideas al contexto y no a la inversa. ¿Qué realidad y conocimiento? Sino aquél que emerge como fruto del esfuerzo humano por comprender y transformar las circunstancias, los sujetos y las cosas. El conocimiento debe aproximarse a la exactitud, como afirma Kuhn: “Si no puedes medir, tu conocimiento es escaso e insatisfactorio”.
9.- Creo que nadie está en desacuerdo con el Censo. El problema que llama la atención es: algunos indicios que la sociedad percibe y manifiesta su inconformidad. Éste no se adecua a la nueva organización del Estado, es improvisado porque a pocos días del censo, no termina de organizarse. Ni qué decir de algunas preguntas, son confusas y no se orientan a recabar información fidedigna sobre los indicadores de las necesidades y demandas de la sociedad. Se sigue usando preguntas de censos anteriores, no se las mejoró sustancialmente, los errores se repiten.
La identificación con una nación o pueblo indígena es una “camisa de fuerza”. La pregunta sobre los mestizos fue una omisión del anterior censo neoliberal y del actual posneoliberal. La capacitación de los empadronadores fue insuficiente a destiempo y no con calidad: se continúa realizando en el camino y aún falta más. La actualización cartográfica tampoco es íntegra. Se dice: “El censo servirá para planificar”; a lo anterior le cae bien el refrán: “En casa de herrero, cuchillo de palo”. El costo del actual censo, según la prensa, es de 55 millones de dólares aproximadamente, es el más caro de la historia.
10.- ¿Qué se sugiere? Se quiere un censo más actualizado y con calidad. Un censo debe ser más objetivo y garantizado en generar información fidedigna y evidente y no apoyarse en un principio simplista, como reza alguna propaganda que circula en el medio: “Se anota lo que se dice”. Ni el cacho es así, según éste: “Se anota lo que se ve”. Se debería construir toda una epistemología del dato, del censo y de las políticas públicas. Capacitar a los capacitadores. Desarrollar toda una pedagogía de la pregunta. En “educación”, habría que hacer un censo especial para dejar de autoengañarnos con el disfraz del “analfabetismo cero”. Y ver cómo estamos como país de acuerdo con los estándares internacionales de calidad de la educación. Sin duda, tendríamos datos objetivos de la crisis en la que estamos hundidos.
Para no concluir, sino abrir, podemos discurrir que las estadísticas son necesarias si se construye los datos con el menor margen de error. Y son respetables porque las estadísticas están en todas las ciencias y la vida misma. También dependen del uso ideológico-político o científico que se le quiera dar. Lo primero será una máscara y lo segundo más certidumbre y veracidad. Como yapa una paráfrasis de rebeldía: “Patria o muerte, ¡pensaremos!”...
El autor es Director a.i. de la Carrera de Ciencias de la Educación de la UMSA.
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