Lo que no debemos callar
El presidente Evo Morales Aima en reiterados eventos internacionales ha hecho referencia a la necesidad de apoyo logístico del concierto mundial, para una lucha abierta contra el narcotráfico, atento el crecimiento de esta conducta antijurídica que, por lo demás, infelizmente está incidiendo con mayor énfasis en la imagen de Bolivia, lo que ocasiona que nuestros compatriotas, allende los mares, sean vistos con mucho recelo, al extremo de que se estaría observando a cada boliviano como a un narcotraficante en potencia.
El problema no es simplemente aquella falta de cooperación de otros estados hacia Bolivia, tal como se acaba de suscribir un acuerdo entre los gobiernos del Perú, Brasil y Bolivia, sino que es de orden estructural, puesto que todo depende fundamentalmente del crecimiento inusitado de la materia prima que, en el caso de la cocaína o la pasta base de cocaína, es precisamente la COCA, siendo productores tanto Bolivia, Perú y Colombia, en cantidad y en calidad para la producción de la droga.
En aquella reunión, a la que asistió el ministro de Gobierno Romero, seguramente con el acuerdo se ha trazado las estrategias más válidas para iniciar una lucha abierta contra el narcotráfico, estrategia que pretenderá ser parte de los mejores mecanismos para obstaculizar la fabricación de cualquier droga, sin que se hubiera hecho mención al origen de la misma, que es precisamente el cultivo de la materia prima.
Es que sin materia prima los narcotraficantes no podrían producir la droga maldita, de modo que la lucha debe iniciarse en el origen de aquella lacra, lo que significa estudiar la posibilidad de detener el incremento de los cultivos de la hoja de coca, y en nuestro país aquella costumbre del acullico ha disminuido ostensiblemente, porque solamente pervive en los trabajos mineros o en los de la agricultura, y en ambos casos solamente en el occidente de nuestro país.
Las acciones de erradicación de las plantaciones de coca en la región de los Yungas, que es un territorio ancestral de la denominada “hoja de coca”, no han dado los resultados que se buscaba; contrariamente, ha ido creciendo permanentemente el cultivo de aquella planta, pese a la presencia de “erradicadores” emergentes de la Ley 1008, y lastimosamente esta actividad se ha incrementado con mayor énfasis a partir de la presidencia del actual mandatario, sin que se hubiera detenido dicho crecimiento, aunque las autoridades pregonan a diario que la erradicación es una realidad.
Como consecuencia de la aplicación del Decreto Supremo 21.060, que significó el despido de miles de trabajadores de las minas que estuvieron manejadas por el Estado, muchos de ellos emigraron a la zona del Chapare, que entonces aún se encontraba como reserva fiscal, fincándose en dichas áreas e iniciar el cultivo de coca, pero este recurso no es para la masticación, a diferencia de la hoja de los Yungas, por su propia naturaleza.
Es cierto que el cultivo en los Yungas creció, que por su misma naturaleza es favorable para la masticación (acullico), pero lo más lacerante es que en el Chapare se notó mayor crecimiento, aunque la coca de este lugar, por no tener la misma calidad no es aconsejable para la masticación, por lo que propios y extraños se preguntan: ¿a dónde estará destinada aquella producción? Huelgan comentarios.
Esto significaría admitir que sería cierto que los cultivos de la hoja de coca superaron mas de las 30 mil hectáreas -cuando la Ley 1008 simplemente contempla la superficie de 12 mil hectáreas- tendente a continuar creciendo, aspecto que seguramente se ha observado en aquella reunión trinacional. Ojalá hubiera sido así.
Para que los resultados sean positivos en esta etapa de carácter trinacional, es pertinente recomendar algunas opciones que, en nuestro concepto, son imprescindibles, esperando que los gobiernos hagan conciencia de que éstas deben ser aplicadas, si se quiere lograr los objetivos que estos tres países pretenden obtener.
I.- Los tres países deben intervenir en la “erradicación” de cultivos de la hoja de coca, con una fuerza de tarea conjunta, en todas las áreas dedicadas ilegalmente a esa producción, y la aplicación de desarrollo alternativo en forma paralela.
II.- Crear un equipo trinacional que se dedique exclusivamente a tareas de control de la comercialización de la hoja de coca legal.
III.- En virtud de que en cada país todavía está vigente la costumbre del acullico, pero teniendo en cuenta que apenas es un pequeño porcentaje de la población, el saldo de la hoja de coca legal no comercializada puede ser adquirida por el Estado, creando para ello el Banco de la Coca, para ser destinada a su industrialización, de manera que el agricultor legal pueda tener la seguridad de que su trabajo está recompensado.
(El ejercicio del poder corrompe y su sometimiento degrada).
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