Aquella “arma secreta” de 1964

En agosto de aquel trágico año y en una jornada en que los trabajadores adictos a Juan Lechín violentaron “la Pérez Velasco”, fue requerida la opinión del Presidente de la República, respecto a las frases de un dirigente de la COB, en sentido que el MNR era un monumento de hielo que iba a derretirse. El doctor Víctor Paz Estenssoro, con su caracterizada agudeza instantánea, repuso “el orador se equivocó, porque lo que realmente quiso decir es que el MNR es un monumento de hierro, forjado a puro molibdeno y por tanto pueden esperar el tiempo que quieran a que se derrita”.

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Hace 48 años, ocurrió un capítulo que entonces sugestionó a propios y extraños.

Al día siguiente de los excesos cobistas, un intrépido periodista de EL DIARIO “agarró” en la vereda del Palacio de Gobierno al general Claudio San Román, jefe del Control Político, quien al mando de milicianos, soplones y los ruidosos “toyotas”, no daban respiro a falangistas y a la comunidad opositora o subversiva de la época.

Advirtió que “el gobierno posee un nuevo tipo de arma que tiene carácter de ‘secreta’ y apta para ser empleada en disturbios callejeros”. El anuncio formulado espontáneamente fue complementado con un “ojalá ocurriera algo, porque así probaremos la nueva arma que poseemos”.

Inquirido respecto a ciertas particularidades, reveló que el artefacto “secreto” poseía un dispositivo especial “que permite el uso de proyectiles también especiales; sin llegar a matar -añadía- causa heridas simultáneamente en varias personas”. Obviamente, el “presente” de San Román, cayó como arma nada secreta sobre la opinión pública.

En septiembre, la Brigada Parlamentaria del Partido Revolucionario de Izquierda Nacionalista (PRIN), encabezado por Juan Lechín Oquendo e integrada entre otros por los diputados Rolando Requena, su guardaespaldas, Cossío, Pérez, Monasterios, Pereira, Gueiler, Zuazo, Mamani, Larrea, Durán, requirió al Ministro de Gobierno un informe oral a ser presentado en la Cámara de Diputados: (el planteamiento al titular de dicho portafolio de Estado, abogado Ciro Humboldt Barrero, sonaba más a tomadura de pelo que a una petición formal cuasi interpelante).

“1.- Diga el señor Ministro si las expresiones del jefe de Control Político, General Claudio San Román, registradas en EL DIARIO en sentido que el Gobierno posee ‘un nuevo tipo de arma’, que tiene carácter ‘secreto’ constituye expresión de la verdad ‘secreta’ del ejecutivo; 2.- De ser así, dirá el señor Ministro si se trata de un ‘arma secreta’ de fabricación rusa, norteamericana o casera; 3.- Exprese el señor Ministro si tal ‘arma secreta’ coloca a Bolivia en la categoría de potencia nuclear no comprometida; 4.- Dirá el señor Ministro (si lo desea en sesión reservada o ‘secreta’) en qué forma, a qué costo y en qué condiciones se hizo la adquisición del ‘arma secreta’; 5.- ¿Podrá servir el ‘arma secreta’ para la defensa de la integridad territorial, de las fronteras patrias o de la soberanía nacional o, como lo declara el funcionario nombrado (San Román), simplemente para inferir heridas simultáneamente a los conciudadanos ‘no comprometidos’ con el régimen?. 6.- Agregue el señor Ministro si las razones de la declaración importan el uso de nuevas doctrinas estratégicas o de renovados sistemas tácticos como expresión de la ‘represión democrática’ que impera en el país”.

La gente que permanecía atenta a un tensado desenlace, no conoció el resultado de aquella historia, puesto que el 4 de noviembre de 1964, la conspiración FFAA – PRIN – MNRI – PARA – PC- FSB - DC - COB – Universidades –empresariado – Iglesia – choferes - “Revolución Restauradora” con la supresión de la democracia e instauración de las dictaduras, fulminó al gobierno constitucional -todos contra Paz Estenssoro-, a la Revolución Nacional y al “arma secreta” que se traía entre manos San Román, para quien “el silbido de las balas es la mejor música del mundo…”.

Aquello que fue broma de mal gusto para unos o peligro para otros, deparó respuestas entre serias y chistosas. Paulovich, en su columna “La Noticia de Perfíl”, respecto al “Arma Secreta”, ironizaba a San Román:

“-¿Será un garrote de forma airosa, como tu cuello de mariposa?; -¿Será una bomba hidrogenosa que hace ‘achichiu’ cuando se posa?; -¿Será algún gas de sulfurosa, tan perfumada como la Rosa, esa mi prima tan primorosa?; -¿Será un cañón, de esos con boca, que arroja fuego como la boca de aquella vieja tan buena moza, y sin embargo tan venenosa?; -¿Será un fusíl, que en vez de balas, dispare dardos envenenados como los ojos de aquella chota tan refinada y apetitosa?; -¿Será metralla muy novedosa y al mismo tiempo muy silenciosa que acalle presta cualquiera cosa calificada de falanjosa?; -¿Será algún tanque, como en Hungría, como la tía de esa mocosa que pide airada para sus ‘profes’ cualquiera cosa, cualquiera cosa? / Respuesta a todas: -No, no m’hijito, no es esa cosa…”.