La victoria de Tarapacá, aun cuando memorable por la valentía desplegada por el ejército aliado, no impidió el avance del ejército chileno. Con la batalla de Tarapacá y el repliegue del ejército peruano hacia Arica, finalizaba una parte de la Guerra del Pacífico. La consecuencia política fue la salida de Ignacio Prado, presidente del Perú hacia Europa y el paso del poder al dictador Nicolás Piérola, así como la caída del gobierno de Hilarión Daza en Bolivia. En enero de 1880 asume la presidencia el general Narciso Campero, quien en Tacna asume teóricamente la dirección del ejército aliado.