El “acullico” originará más producción de coca

El asunto referido al “acullicu” o masticado de la hoja de coca por parte de algunos sectores de la población boliviana, es un problema que no ha sido resuelto y no se sabe a ciencia cierta si es beneficioso o perjudicial para quienes lo practican. Hay quienes dicen que esa costumbre es “milenaria”, parte de la cultura andina e inclusive que es beneficiosa para la salud, mientras otros aseguran que se trata del consumo de una droga que causa daños al organismo y que, inclusive, su consumo durante “cinco mil años” ha causado profundos daños genéticos entre los consumidores.

Esos aspectos sanitarios no han sido confirmados y los debates continúan en todo nivel y mientras no se conozca informes científicos no se podrá adoptar una actitud definitiva. Entre tanto, el consumo de la hoja (“maldita” para unos y “bendita” para otros) seguirá siendo motivo de grandes discusiones. No se debe dejar de recordar que el “acullico” está autorizado en Bolivia y no así en otros países, según convenios internacionales.

Pero en esta oportunidad no se trata de hacer referencia a si el masticado de la coca es bueno o malo para la salud de quienes lo practican, sino el asunto es qué ocurrirá en caso de que ese consumo (“acullico”) sea despenalizado, como piden autoridades nacionales e inclusive el Ministro de Relaciones Exteriores hizo una costosa gira mundial en busca de apoyo para la demanda de su gobierno, sin que todavía se conozca su efectividad.

De todas maneras, si fuera despenalizado el “acullicu”, aumentará el consumo de la hoja, por lo que será mayor la necesidad de producción. En todo caso, como la producción es la que origina el consumo, se producirá el aumento del masticado de la hoja, vale decir automáticamente aumentará la producción de la hoja en los campos yungueños y del Chapare. Es sabido que la producción es la causa del consumo; pero al mismo tiempo, el consumo se convierte en causa y determina, como efecto automático, que aumente la producción de la hoja. Al mismo tiempo, al subir la demanda, el precio de la hoja seguirá en ascenso.

En síntesis, se puede anticipar con cierto margen de posibilidades que al aprobarse el “acullicu” o consumo de coca, se producirá de forma obligada y automática el aumento de los cultivos de coca para así satisfacer las necesidades del consumo. Pero al mismo tiempo, en un círculo vicioso, el aumento de la producción de coca hará que crezca el consumo de la hoja y, por tanto, la práctica del acullicu se extienda no sólo entre los mismos bolivianos sino en el exterior del país.

No se trata, pues, de considerar como legal o ilegal el “acullicu”, sino ver las características económicas del asunto, en especial haciendo referencia a la producción y el consumo. Si no se ve el tema desde ese punto de vista y si se despenaliza el consumo de coca por vía del “acullico”, el aumento de la producción de coca provocará la necesidad de incrementar la erradicación de los cultivos de la hoja.

El Gobierno está empeñado en reducir los cultivos de coca, pero mientras por un lado se actúa en ese sentido, por otro, lo que se estaría haciendo al liberar el “acullicu”, es fomentar el cultivo de la hoja, actitud paradójica poco menos que inentendible.