Copa Mundial de la FIFA Chile 1962

Hurst, héroe de Inglaterra en la cuna del fútbol



Inglaterra celebró su localía y la obtención del máximo galardón del mundo futbolístico. La copa se quedó en casa y con ella la ilusión de todo un país. La Reina confirió el galardón a sus súbditos.

Desde su inauguración en 1930, la Co­pa Mun­dial de la FI­FA no ha de­ja­do de crecer, hasta convertirse cla­ramente en el principal torneo de fútbol in­ter­na­cional del mun­do. Des­pués de que el Trofeo Ju­les Rimet fue­ra robado du­rante su exhibición en Londres, los anfitriones tu­vieron una se­gunda ale­gría unos días más tar­de, cuando un perro lla­ma­do Pickles lo descubrió entre unos ar­bustos de un jardín, fren­te a la ca­sa de un ba­rrio del sur de Londres.

Pelé volvió a ser mal­tra­ta­do, esta vez por Bulgaria y Portugal, y la ilusión brasileña de obtener su ter­cer título con­secutivo quedó frus­tra­da. In­gla­te­rra, astutamente di­rigida por Alf Ramsey (que luego sería nom­bra­do “Sir”), derrotó a Ale­mania Oc­ci­den­tal por 4-2 en la prórroga de una apa­sio­nan­te final ce­lebrada en Wembley. En aquella ocasión, Geoff Hurst hi­zo historia con un tri­ple­te, y con el gol más con­tro­vertido de la historia. ¿Cruzó el balón la línea de meta al bo­tar des­pués de es­tre­llarse con­tra el travesaño? El debate in­fi­ni­to.

TIEMPOS MO­DERNOS

Un enorme éxi­to de público den­tro y fuera de Inglaterra rodeó el Mundial inglés, que cobró una nueva dimensión en 1966. En el terreno de juego, la nación anfitriona resultó vencedora, e hizo que algunos de sus oponentes se sin­tie­ran injustamente tratados.

Con la retirada de la competición de dieciséis países africanos aún antes que empezaran a jugarse los partidos, los clasificatorios para la Copa Mundial 1966 no empezaron con buen pie. La protesta de África había surgido como consecuencia de una nueva norma de la FIFA que estipulaba que los ga­na­do­res de la zona africana debían superar a los ganadores de la zona asiática o de la zona de Oceanía para pasar a la fase final del Mundial. Los africanos consideraron que ganar en su zona era más que suficiente para pasar di­rec­ta­mente a la fase final. Esta norma de 1964 sería anulada cuatro años más tarde, en favor de África. Mientras tanto, con setenta equipos par­ti­ci­pan­tes en la fase clasificatoria (otro nuevo récord), la FIFA decidió que de Europa se debían cla­si­ficar diez equipos, de Sudamérica cuatro, de Asia uno y de Norteamérica y Centroamérica otro.

Los clasificados más sobresalientes de este Mundial fueron los portugueses, que llegaban a la fase final por primera vez a pesar de haber caído en el mismo grupo de Checoslovaquia, uno de los finalistas cuatro años antes. Los in­gle­ses, en presencia de su propia hinchada y de las cámaras de la BBC, estaban entre los favoritos del torneo. Jugando bien y sin conceder un gol, fueron ga­nan­do partidos hasta llegar a cuartos de final: empataron a cero contra Uru­guay y ganaron por 2-0 a México y a Francia. Pero la gran noticia de la pri­me­ra vuelta fue la eliminación de la selección que ostentaba el título, la brasileña. Tras vencer a Bulgaria, Pelé y sus secuaces cayeron ante Hun­gría y, poco después, ante el equipo revelación, Portugal. Una vez más, Pelé fue víctima del juego duro de las de­fen­sas. Lesionado contra Bulgaria se perdió el partido frente a Hungría y tuvo que ser retirado en camilla durante el en­cuen­tro contra Portugal.

CAMPEONES EN CASA

Portugal resurgió de sus cenizas y acabó ga­nan­do 5-3 a Corea del Norte, con cuatro goles de Eusebio. El resto del torneo, no gozó del mismo ímpetu. Los ingleses, que tenían la clara ventaja de jugar todos sus par­tidos en Wembley, consiguieron el título al de­rro­tar a Ale­ma­nia por 4-2 en la prórroga de la final. Bobby Moore, condujo a su equipo has­ta el palco real para recibir el trofeo de manos de la Reina Isabel II.

La RDP de Corea se adelantó por 3-0 en el marcador contra Portugal, pero cuatro goles de Eusebio en apenas 30 minutos propiciaron la victoria final de los europeos por 5-3.

En su quinta fase final, el guardameta mexi­cano Antonio Carbajal mantuvo su portería a cero en su única intervención, 16 años y 25 días después de su debut en el certamen.

Pablo Forlán y Jean Djorkaeff eran miem­bros de las selecciones de Uruguay y Francia que se enfrentaron en singular batalla. Sus hijos Diego y Youri repitieron la historia en 2002.

Poco o nada se sabía acerca del equipo de Corea del Norte. Aparentemente se había formado un grupo de tres docenas de jugadores en 1962 para construir una selección potente. Habían jugado varios partidos amis­tosos, pero apenas se supo nada de ellos en Occidente. Aun así, las victorias por 6-1 y 3-1 sobre Australia en los partidos eliminatorios dieron una pista acerca de cómo iban a jugar los norcoreanos en Inglaterra.

Brasil contaba con el jugador de más edad del torneo (Djalma Santos) y con el goleador más veterano (Ga­rrin­cha), pero también con los dos artilleros más jóvenes, Tostao y su compañero de equipo Edu. pelé aparecía como una figurapromisoria.

UN MUNDIAL MALO

En los cuartos de final de In­gla­terra ‘66, Argentina se enfrentó con el equipo local. En el primer tiempo, el árbitro alemán Krei­tlen echó a Rattin inex­pli­ca­ble­mente. Todo el equipo ar­gen­ti­no protestó y, al salir, Rattin mostró su bronca pisando la alfombra de la reina Isabel, todo un símbolo del Imperio Británico. La in­so­len­cia co­s­tó caro. Ar­gen­tina ha­bía si­do per­ju­di­ca­da perdiendo uno de sus más emblemáticos jugadores, ter­mi­na­ría per­dien­do el par­ti­do y la opción de consagrarse campeón.

AL MENOS LO RECONOCE

Alf Ramsey - entrenador de Inglaterra en 1966 - corrió in­mediatamente dentro del cam­po después del silbato final del partido en que su equipo derrotara a Argentina en los cuartos de final. Para sorpresa de muchos no fue con motivo de celebración, si­no pa­ra ad­vertir y prohibir a sus ju­ga­do­res el inter­cam­bio de in­du­men­tarias deportivas con los ar­gen­ti­nos. Ra­m­sey dijo: “No­sotros no inter­cam­bia­mos ca­misetas con ani­ma­les!”. Este hecho encendió la rivalidad de ambas selecciones.

CUESTIÓN DE ESTADO

Probablemente ningún evento en la historia de la Copa Mun­dial ha causado tanta discusión entre los en­tu­sias­tas así como en un nivel ofi­cial, como el “gol de Wem­bley” conseguido por Inglaterra cuando Geoff Hurst puso el 3:2 en la Final contra Alemania. Todavía no se sabe con certeza si la pelota ingresó o no. El árbitro suizo Gottfried Dienst que tomó su decisión de convalidar el gol después de consultar a su juez de línea ruso todavía es recordado por fanáticos del fútbol en todo el mundo.

 
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