“La Caperucita roja”, “Blanca Nieves” y…

Cada vez que uno hojea los medios de comunicación escritos, siempre encuentra noticias a cual más novedosas, interesantes, curiosas y hasta “ingeniosas”. Aquí una última y fresquita:

Ante una pregunta de los periodistas (siempre curiosos), indagando sobre el origen de millonarias fortunas de más de un “nuevo rico”, varios políticos justificaron el hecho con declaraciones sintetizadas de la siguiente manera: “el fulano, el zutano o perengano tienen bastante dinero porque no pagan alquiler de una vivienda, no gastan en víveres porque les invitan, no cancelan por servicios de agua, TV por cable, teléfonos, transporte, etc. Y además viven austeramente”.

Tales respuestas son, periodísticamente hablando, sensacionales y la prensa internacional podría utilizarlas para sus noticieros de sucesos insólitos.

Cuando comentamos aquí esas declaraciones, pensamos que de ser estrictamente ciertas, o se tratarían de una justificación en broma; o tal vez los declarantes piensan que todos los que habitamos “esta tierra inocente y hermosa” (como se lee en un verso de nuestro himno), somos unos ingenuos que seguimos leyendo “La Caperucita roja”, “Blanca Nieves y los siete enanitos” o “La Cenicienta”.

HUMORISMO

Si en estos tiempos escribiéramos notas de contenido humorístico, podríamos publicar algunas con textos más o menos así: “Señor maestro de escuela, obrero o empleado público que percibe un salario mensual entre mil y dos mil bolivianos: conviértase en millonario, ahorre sus sueldos no cancelando cuentas de alquiler de vivienda, luz, agua, teléfono, gas, impuestos, transporte diario (en minibuses sucios de miniatura y con voceadoras cargando sus “wawas”), no comprando alimentos, ropa, bebidas, etc. y en diez años podría ser usted el poseedor de veinte o cuarenta mil bolivianos para disponer de algunas comodidades como autos de segunda mano, alguna vivienda alejada del centro de la ciudad, una cuenta bancaria…”, etc.

O este otro aviso gracioso: “No coma, olvídese de la carne de vaca y de pollo, la leche, verduras, no beba los viernes, no se vista bien (con trajes adquiridos en puestos de ropa norteamericana usada), ahorre su sueldo durante varias décadas y verá cómo se convierte en un respetable millonario que hasta podría incursionar en la política…”, etc.

Ahí nos quedaremos, no vaya a ocurrir que estas líneas sean leídas por el gran humorista Paulovich (a quien respeto y admiro desde mis tiempos de colegial), y piense el caballero que estamos intentando imitarle o “serrucharle la pega”).

OTROSÍ

Pedimos disculpas anticipadas por salirnos del marco de la debida seriedad que debe tener el contenido de una nota periodística en esta sección; pero las noticias que leemos o escuchamos en informativos de TV son tan curiosas que nos sacan de juicio y nos hacen pergeñar nimiedades.

Varias décadas antes de la Era Cristiana, el orador y retórico romano Cicerón, en uno de sus famosos discursos en latín, atacó a un político de su época: “¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?” (algo así como: “¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia”?).

En estos tiempos, nosotros diríamos: “Quousque tandem abutere, señores políticos, patientia nostra?”.