Bachar al Asad está perdiendo la guerra



La minoría religiosa de los Alauíes en Siria (Franja oscura en el mapa), a la que pertenece Bachar al Asad, no tiene posibilidades reales de mantener el poder que ostenta porque apenas representan al 10% de una población de 22 millones de habitantes.

Ya en el mes de septiembre los medios internacionales calculaban que la guerra se estaba inclinando a favor de los rebeldes en Siria.

El hecho es que, en una complicada red de intereses internacionales, el régimen sirio parece estar perdiendo capacidades para con sus aliados: Rusia, China e Irán. Sólo esta última amenazó con atacar cuando “Occidente” advirtió a Siria de que entraría en el conflicto si detectaba el uso de armas químicas. Por su parte, rusos y chinos han rebajado su nivel de apoyo al régimen, aunque han vetado sanciones en la ONU, tras observar la evolución de los acontecimientos.

Frente a las debilidades internacionales del Gobierno, el Ejército Libre Sirio (ELS) sigue manteniendo el apoyo encubierto de Estados Unidos y el más explícito de Arabia Saudí y Qatar, quienes están enviando dinero y armas a estos combatientes.

Por su parte, los rebeldes logran más apoyos con la llegada de voluntarios y mercenarios libios que, tras luchar contra el régimen de Gadafi, aseguran haber vuelto a tomar las armas para “ayudar a nuestros hermanos sirios y echar al tirano”. De hecho, un informe de la Organización de Derechos Humanos de la ONU, alerta de la llegada masiva de estos refuerzos y de que están cometiendo crímenes. Pero no son los únicos, las ansias de dinero ha llevado a la guerra a mercenarios procedentes de países como Sudán, Irak, Chechenia o Turquía, Pakistán y Afganistán para unirse a los rebeldes, según diferentes fuentes. Nadie explica quien financia la llegada de los combatientes pero, hace unos meses, el Gobierno de Al Asad denunció que por cada soldado muerto les pagaban 800 dólares.

En el bando de Al Asad, además, están haciendo daño las numerosas deserciones que sufren. Según un informe de los servicios de espionaje turcos, la cifra de desertores, que se habrían unido a las filas de los opositores, habría alcanzado ya los 100.000 hasta septiembre (el ejército sirio posee unos 300.000 efectivos) y apenas habría logrado enrolar a algunos paquistaníes y afganos. Otras fuentes hablan de “decenas de miles” de deserciones sin dar cifras concretas y matizando que no todos se han unido al ejército rebelde. Sin embargo, parece evidente que la cantidad de bajas ha sido importante. teinteresa.es

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