Hubo declinación en la pobreza

La conclusión más relevante sobre la pobreza en Bolivia es que tiene niveles muy altos, pero que en las dos últimas décadas tuvo una lenta declinación, aunque se hace difícil establecer el ritmo real que obtuvo.

El país está identificado entre los más pobres del mundo, por su bajo nivel de producción, reflejado en el PIB per cápita (Producto Interno Bruto por persona). Esto se debe a que el producto nacional es reducido y casi no contribuye al comercio mundial.

A partir de estas realidades, Bolivia no es solamente un país pobre, es también un país de pobres. La mayor parte de su población vive en condiciones de pobreza, lo que se expresa en malas condiciones nutricionales y la salud frágil; elevada mortalidad infantil y reducida esperanza de vida; alimentación escasa e inadecuada; viviendas de mala calidad y sin servicios básicos; pocos recursos para la educación. Estos aspectos hacen que la vida de la mayoría de los bolivianos sea por lo menos difícil.

Los conceptos anteriores y muchos otros figuran en el estudio que realizó el economista y sociólogo Roberto Laserna, presidente de la Fundación Milenio, para el libro “Pobreza, Desigualdad de Oportunidades y Políticas Públicas en América Latina”, editado por la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania, a través de su Programa Regional de Políticas Sociales en América Latina (SOPLA), con sede en Brasil.

Colaboraron en la obra 13 instituciones de investigación económica de la región, cada una de las cuales está dedicada a otros tantos países, entre los que se encuentra Bolivia, con el trabajo de Laserna.

En el país, en las últimas décadas se ensayaron dos modelos contrapuestos. Entre 1990 y 2000, mantuvo una consistente política de apertura de mercados, institucionalización y modernización de características liberales. En el 2000 se desencadenó una profunda crisis social, a partir de la llamada “guerra del agua”. Empezó así un giro hacia el populismo, que culminó el 2005 con la victoria electoral de Evo Morales y la instauración de un gobierno estatista, que intenta articular a las identidades indígenas con un nuevo modelo de socialismo.

Las reformas liberales aplicaron severas restricciones fiscales, en tanto que el populismo disfrutó de cuantiosos superávits. Con datos del INE, se establece el modesto crecimiento de la economía boliviana en ambas décadas. Fue algo superior (3,99%) en los 90, que en la década pasada (3,69%).

Las recomendaciones plantean que las políticas hacia la pobreza deben apuntar a conseguir efectos inmediatos y duraderos, que reduzcan las carencias objetivas, dando prioridad a las transferencias en efectivo (bonos). En tanto, que las políticas hacia la equidad tendrían que intensificar la movilidad social y aumentar la correspondencia entre esfuerzos y resultados, como la ampliación y apertura de mercados, de los servicios y calidad de la educación, y la institucionalización de la participación política.

En el aparte de análisis, se anota que la pobreza y promoción de un entorno más equitativo han logrado mejores resultados, en los años 90, porque la estabilidad económica y la certidumbre política permitieron un mejor clima a la iniciativa de la gente. En tanto que el gobierno aún vigente, empujado por presiones políticas, aumentó su intervención en la economía.

Respecto a las tendencias porcentuales de la pobreza, en 1976 a nivel nacional era del 85,4% y en el urbano 65,8%, sobre la base de las encuestas de hogares y de CEPAL (Comisión Económica para América Latina). A 1992, la pobreza nacional bajó al 72,1% y la urbana al 53,1%. En 2001 (según el Censo Nacional) la nacional fue del 58,6% y la urbana al 39%. En 2009, la nacional ha sido del 26,1% y la urbana del 16%.

De su parte, el Ministerio de Economía informó el 9 de agosto último, que en Bolivia existen este año 2,4 millones de pobres (24,3%) de la población nacional. Y que en el área rural es del 20%. El mismo despacho reconoció que más del el 75% de la población no tiene trabajo fijo (14/11/12).

De su parte, el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) dijo que en Bolivia actualmente el 26,1% vive en pobreza extrema (con un dólar por día).