Aumento de vehículos y subvención a la gasolina

En años recientes el Gobierno del Estado ha estado aumentando sus crecientes preocupaciones financieras con motivo del aumento voluminoso y vertiginoso de las subvenciones a hidrocarburos y, al mismo tiempo, trató de adoptar algunas medidas para reducir el malestar, aunque para terminar en notables fracasos y, finalmente, tener que atarse las manos de impotencia.

Pero mientras, por un lado, las autoridades hacían esfuerzos desesperados para reducir o eliminar las subvenciones, por otro, adoptaban medidas destinadas a aumentar el parque automotor del país, política que significó que aumentaba el consumo de gasolina, diesel y otros, lo cual, al mismo tiempo, en un círculo vicioso, hacía subir las alarmantes subvenciones.

Según datos oficiales, la errática política económica oficial significó que en el último sexenio de su gestión, el Gobierno incrementó las subvenciones a los hidrocarburos, de 365 millones de dólares a más de mil millones de dólares, vale decir un crecimiento fabuloso de altísimo porcentaje, cifra que no cabe en ninguna lógica. Los datos numéricos exactos indican que en el año 2006 se importó por 365 millones de dólares, cantidad que el próximo año llegará a los 1.060 millones de la misma moneda que, por lo demás, representa la tercera parte del monto destinado a la inversión pública.

Sin embargo, mientras la administración estatal enfrentaba ese alarmante problema, por otro lado estaba haciendo lo posible para agravarlo y en ningún caso para atenuarlo. En efecto, dio carta blanca a la importación de vehículos, o sea aumentar el parque automotor del país que, a la par, iba exigiendo mayor cantidad de carburantes. En otras palabras, el Gobierno estaba prendiendo la mecha de un barril de pólvora que ahora está a punto de estallar.

Según partes oficiales, el crecimiento del parque automotor del país creció con velocidad increíble, al amparo de políticas oficiales, entre ellas dejar libre al contrabando o “nacionalizar” vehículos indocumentados, etc. En ese sentido, mientras en el 2004 en el país sólo existían, en números redondos, 470.00 motorizados, en el presente año se registran 950.000 vehículos o sea aproximadamente tres veces más de lo que había hace ocho años.

Semejante política del Gobierno, de un lado, en cuanto al incremento de las importaciones y subvenciones a los hidrocarburos y, por otro, al aumento del parque automotor, no puede menos que ser considerada como antieconómica y hasta absurda, ya que ha conducido a una situación de extrema gravedad.

Es más, ahora el Gobierno se queja porque las subvenciones son exageradas y afirma que busca soluciones para el angustioso problema, pero se debe observar que él mismo creó esa situación, tanto por llenar el país de vehículos (en 2011 autorizó la “nacionalización” de autos importados ilegalmente), como por aumentar en forma simultánea el consumo de hidrocarburos.

El Estado se encuentra en un callejón sin salida, sitio en el que él mismo se introdujo en forma consciente, sin que medidas heroicas (como un mini gasolinazo) resuelvan el grave problema en que se encuentra no sólo el Gobierno sino el país en general.