Carlos Jahnsen Gutiérrez
En la vida y práctica política, la distancia entre la seriedad y la comedia es mínima y ambas van muchas veces de de la mano.
Este es el caso de la declaraciones de la ministra de comunicación, Amanda Dávila, la cual en una conferencia de prensa, obviamente una muy seria, realizada este último viernes, refiriéndose a las demandas interpuestas por abogados en Washington y la demanda de Sean Penn de liberar al ciudadano norteamericano Ostreicher, dijo tácitamente que ninguna estrella o actor puede influir en decisiones judiciales.
En sus palabras: “Cualquier demanda, recurso que se presente en contra del Estado boliviano, el Estado sabrá también defender su posición, en torno a que ningún pedido de un actor como Sean Penn, que es muy querido por el Gobierno boliviano, en especial por el Presidente (Evo Morales); o ninguna estrella como Madonna u otras personas pueden influir en decisiones que competen al Órgano Judicial”.
En el marco de un Estado de Derecho y teniendo a una justicia independiente, estas palabras pesarían por sí mismas, porque marcarían claramente la raya divisoria que no debe cruzarse entre la política y la justicia. Por ello existe independencia de poderes. Esto sería creíble, ¡sería seriedad frente al trabajo de la justicia y frente al trabajo de la política!
Pero como todos saben, la realidad en la Bolivia Plurinacional del MAS es muy distinta.
Sra. ministra Dávila, ¡Ud. tiene toda la razón! Es cierto que ninguna estrella o actor (ajeno a la justicia de Bolivia), llámese Sean Penn o Madonna, puede influir en decisiones que “competen al Órgano Judicial”.
El Gobierno y la justicia en la Bolivia del MAS no necesita de estos famosos personajes, porque tiene a sus propios actores y sus estrellas dentro de sus estructuras “endógenizadas” por la mano invisible del poder político del MAS. Justicia en Bolivia no se hace, se la paga, se la determina políticamente. Justicia en Bolivia es “justicia de ganadores/privilegiados” es justicia para “miembros exclusivos del clan”, no muy diferente a épocas pasadas. Para el resto, prevaricación y extorsión.
Sin duda, Sra. Dávila, el Gobierno y la justicia del MAS tiene a sus propios actores y a sus estrellas (si no fuera por ese juez sui generis Cusi que no se deja meter en su esquema ni entra en otro esquema, sería tan fácil de generalizar). Pero existe una gran diferencia entre el actor Sean Penn y muchos actores de la justicia a la que la Ministra la presenta en sus declaraciones como un ejemplo de independencia. Sean Penn es un muy buen actor, no es ni villano, ni corrupto en su vida civil, pero si quiere, puede actuar en el rol de un villano. Como todo actor profesional, él sabe diferenciar la realidad con el rol que le toca actuar.
Muchos actores y estrellas del Gobierno del MAS en cambio, son villanos y corruptos en sus vidas civiles, son además malos actores, que hasta antes de ser descubiertos, eran estrellas del Gobierno. Estos “Borises Villegas”, “Fernandos Riveras”,” Denises Rodas”; “Isabelinos Gómez”, “Janets Velardes”, “José Manueles Antezanas Pinayas”, “Ramiros Ordóñez”, “Gustavos Céspedes Rosales”, “Robertos Carlos Achás”, “Moiséses Aguileras”,” Migueles Gutiérrez Solízes”, “Hernáns Tardíos Gallardos”, “Sonias Saucedos”, tal vez los “Jorges Henrys Chávez” y “Jorges Vacas”, “Erlans Eids”, si bien ahora en la cárcel, son los representantes de lo que el MAS entiende por la verdadera independencia del Poder Judicial.
Estos villanos, así como el Gobierno del MAS, confunden sus roles con la realidad. Esto se puede rescatar en las declaraciones de la Ministra. ¡Perdieron todo contacto con la realidad! No son los socialistas sino más bien los perdidos en el Siglo XXI. Crean a su realidad a partir de sus roles. Y si ésta no cabe en sus roles, la hacen caber retorciendo a la realidad de una justicia con sus grupos “de choque judicial”. ¡A esto le llaman independencia de la justicia!
Teniendo en mente esta lista escalofriante de la vergüenza masista -que afecta a toda la sociedad, que desde luego es mucho más larga, y que desde luego sigue incrustada y actuando, tal vez ahora con más cuidado y menos alevosía, y quién sabe, hasta comenzando a aplicar la justicia como se debe-, cualquier ciudadano común y corriente tiene la obligación de preguntar a la Sra. Ministra: ¿De qué justicia independiente, en qué Estado de Derecho habla Ud.? ¿Qué realidad existente sólo en el gabinete y en los círculos de poder del MAS, trata de hacer caber a los conceptos de una justicia independiente que definitivamente no existe, a partir de su rol? ¿Quiere decir tal vez a Madonna y Sean Penn que si bien en un Estado forajido y corrupto como en Bolivia no hay justicia independiente, sí por lo menos existe orgullo de Estado? Claro que éste existe, ¡pero orgullo no es justicia! Entonces, frente a sistemas judiciales altamente sensibles frente a la prevaricación y la corrupción, ¿con qué rostro y con qué argumentos quiere fundamentar la independencia del trabajo de la justicia en Bolivia? ¿Qué rol de la justicia quiere hacerla caber a su realidad del poder político del MAS?
No se necesita ser juez ni abogado para llegar a la conclusión de que en todos los casos de las decisiones del Órgano Judicial en los que los “actores y estrellas” del film masista dejaron sus “huellas dactilares de trabajo independiente”, están completamente politizados y viciados de prevaricación mafiosa. Es obvio que estos representantes de la “independencia de la justicia” del MAS, apoyados en fuertes espaldas del poder político, en uso de sus grandes atribuciones, han hecho su justicia, de acuerdo con la demanda política y según las necesidades financieras definidas. Otra pregunta que tiene que ocupar a la opinión pública es sobre el objetivo para la acumulación de dinero por medio de extorsiones.
Sra. Ministra, ¡sus declaraciones se asemejan más a una comedia camuflada de seriedad que a seriedad política! Con el respeto que merece su investidura, acepte esta metáfora: ¿Ud. le creería al vocero de un grupo conocido de alcohólicos, que declara fervientemente que en todas sus reuniones de grupo, todos sus miembros presentes beben siempre, únicamente Coca Cola?
Sea consecuente con la praxis del gobierno del MAS, influya ahora políticamente sin pasar la bola a su colega Romero, sobre todos los procesos judiciales viciados y especialmente el del ciudadano norteamericano Ostreicher. ¡Dénle libertad! ¡Indemnícenlo, devuelvan todo lo que le robaron! Sería un acto de respeto frente a los Derechos Humanos y sería un acto de mínima dignidad propia. Tal vez es una buena hora para el Gobierno del MAS para comenzar a recuperar una pequeña parte del rostro perdido. Tal vez es una buena oportunidad para mostrar que las influencias políticas en la justicia en Bolivia no sólo son con objetivos represivos, ocultos y mafiosos. Pero por sobre todo sería un acto de reconocimiento a la moral y ética intrínseca del pueblo de Bolivia que su gobierno la perdió totalmente. Groucho Marx diría: “El secreto de la vida es honestidad y justicia, si puedes fingir éstas, lo tienes hecho”.
Hanói, 17.12.2012
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |