Excesos y abusos de comerciantes

Cuando se anunció en los últimos días que el precio del azúcar había disminuido, por decisión propia al menos de uno de los ingenios del país, debido a que en el mercado internacional se dio una baja, y porque hay un importante stock que todavía no ha podido ser comercializado fuera de nuestras fronteras, la gente se sintió más aliviada porque se hizo hincapié en que la arroba ya costaba solamente 53,50 Bs.

Luego de un recorrido por los centros de abasto durante estos días, hacemos notar la “insensibilidad” de los comerciantes -intermediarios- grandes, medianos y pequeños, a quienes poco interesa que alguien, autoridad o empresario, anuncie la rebaja de precios de tal o cual producto con el fin de aliviar la ya castigada economía de la ciudadanía, porque al parecer ellos tienen su propio “código” de hacer negocios, para lograr grandes ganancias de la noche a la mañana.

En realidad, el precio del endulzante debió haber disminuido hace rato porque Industrias Bermejo de Tarija, a través de uno de sus representantes, el 10 de octubre pasado hizo saber que había determinado bajar a 215 bolivianos el quintal, puesto que los ingenios cruceños lo estaban expendiendo entre Bs 230 y 190, calificando inclusive como competencia desleal este último monto. Por entonces, según el mismo informante, la producción de ese Ingenio bordeaba los 900 mil quintales, de los cuales apenas se comercializaron 80 mil, lo que representó un 10 por ciento sobre su producción total.

Casi dos meses después, el 7 del mes en curso, a través de la Agencia de Noticias Prensa Latina, con el título “Azúcar termina en baja por alto excedente mundial”, se daba cuenta desde Estados Unidos: “El precio del azúcar sin refinar cayó hoy en Nueva York debido a que el elevado excedente mundial del producto estimado para 2012/2013 mantuvo al mercado a la defensiva, dijeron operadores”.

Y ese mismo día, en nuestro país la agencia estatal de noticias hizo conocer que “el precio del quintal de azúcar bajó en casi 10 por ciento, de 230 a 210 bolivianos, según el gerente regional del Ingenio Azucarero Bermejo, Ivar Durán, por la saturación en el mercado nacional, y más que todo porque el Gobierno no autorizó exportar más allá de los cupos previstos”. En la oportunidad se enfatizó, además, que la arroba ya sólo costaba 53,50 bolivianos para el consumidor desde tal fecha. Todo lo anterior valga como una referencia obligada.

Pero un recorrido por los mercados locales paceños durante el fin de semana, arrojó como resultado lo que dijimos antes: que los inescrupulosos comerciantes hacen lo que les viene en gana al expender tal o cual artículo de la canasta familiar, como en el caso del azúcar. Resulta que una bolsa de 5 kilos la venden en algunos sitios con un precio de 25 a 28 bolivianos, y en otros cuesta Bs 30. Cuando se les pregunta por esa diferencia, sostienen: ¡Es que es peso completo, casero!, dejando entender que el de menor precio, pese a su rótulo de “5 kilos”, fue embolsado con menor cantidad. Y eso que es ¡sin factura!

Nadie controla estos abusos de los despiadados negociantes. A propósito, una arroba tiene 11,50 kilos como bien se sabe; entonces, si alguien adquiere dos bolsas de 5 kilos -las de “peso completo”- cada una, tendrá que pagar 60 bolivianos. Por supuesto que no comprarán la que vale 25 bolivianos, por cuanto tiene mucho menos de 5 kilos, lo cual ya es una estafa.

Y respecto al anuncio de que la arroba ya cuesta Bs 53,50 y considerando que en cualquier punto de los centros de abastecimiento de la Gallardo, Murillo, Manco Cápac y otros están vendiendo con un precio superior a Bs 58, la pregunta es: ¿sólo se tendrá que comprar en las tiendas de EMAPA con ese costo? Reiteramos, en todos esos lugares podrán observar que los comerciantes hacen de las suyas, “pescando” en pleno diciembre, nada menos que en el mes del amor y la solidaridad por Navidad, aunque ese sector nunca podrá entenderlo así.

Si todo eso sucede con este “dulce” producto, que nos causa momentos amargos o agrios cuando se trata de adquirirlo, pese al anuncio de su rebaja, ni qué decir de los precios de los demás, realidad ante la cual mucha gente ya los considera inalcanzables. ¿Quiénes podrán frenar la voracidad de los negociantes intermediarios que trafican y lucran con las necesidades y hasta el hambre de los demás, y cuándo de verdad imperarán el precio y el peso justo?