Innegablemente que, por las políticas del Gobierno, vivimos las mayores contradicciones, especialmente cuando se trata de la economía. Este es el caso, por ejemplo, de que producimos gas y lo exportamos desde hace muchos años; por ello, aunque sin aumentar la producción, nos hemos beneficiado con los precios internacionales de los hidrocarburos en los últimos seis años; pero lo grave es que necesitamos del gas para uso interno y con prioridad para aspectos industriales y uso domiciliario.
Vendemos a la Argentina y al Brasil y, aunque nos pagan con los precios internacionales, corremos el riesgo de que por esas ventas nos quedemos sin gas para uso interno: es el caso de los yacimientos del Mutún, cuya explotación de hierro implicaría utilidades infinitamente mayores a lo que rinde el gas, y no podemos usarlo. Se ha desestimado contratos con la compañía Jindal de la India porque no podíamos proveerle de 10 millones de metros cúbicos de gas por día; la compañía nacional del hierro también precisa gas (seguramente en las mismas cantidades que la Jindal) y no podremos abastecerla porque de un total de 56 mil millones de metros cúbicos de producción, 50 mil millones irán al exterior; la consecuencia: no habrá para usos industriales, para explotación del hierro, para el transporte automotor y menos para usos domiciliarios.
Ante este panorama, ¿qué nos quedará? Sólo importar gas; en otras palabras, importar lo que producimos debido a nuestra preferencia por las ventas a foráneos. Muchas veces se anuncia que “habrá nuevas explotaciones de gas”; pero al no haber inversiones en prospección, exploración y explotación, ¿cómo se puede saber cuánto tenemos de reservas y de ellas asegurar lo que precisamos?
El anuncio, peregrino por demás, radica en que, “para reemplazar al gas utilizaremos carbón de piedra o, en último caso, carbón vegetal para el Mutún”. Esto implica gasto de divisas para importar carbón de piedra y uso de nuestros bosques para conseguir leña. ¡Qué operación más leonina en contra de los intereses nacionales!
Cuanto más realistas debemos ser en el manejo de nuestros recursos, caminamos más atrás. El gas, como en cualquier país, debe ser utilizado para lo más preciso y apremiante: para atender lo domiciliario y lo industrial. Lógicamente, en el momento – y mucho después con mayor razón – a ninguno de nuestros compradores le interesa cómo saldremos de nuestras dificultades; ellos con sus reservas, que explotarán en cualquier momento, podrán prescindir de nosotros y sólo entonces podremos contar con lo necesario. Pero, entre lo más extraño, se anunció hace poco que “se estaría buscando mercado para el GLP”; ¿más ventas al exterior cuando necesitamos ese energético?
El Gobierno, por mínimo sentido de prudencia, tendría que revisar sus políticas económicas y mucho más aquellas referidas a la explotación y uso del gas porque, si sólo para contar con divisas “frescas” (siempre que la Argentina no utilice el trueque con lo que produce) debemos vender lo que necesitamos, estaríamos caminando en contra de nuestros propios intereses. Si se desea más divisas, nada mejor que recurrir a la explotación racional, consciente y responsable del hierro del Mutún.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |