Sin noticias del censo

Conocí a dos tipos de catedráticos en la Universidad, aquellos que devuelven puntualmente los trabajos con las observaciones debidas (pocos) y los que se guardan el esfuerzo de los estudiantes en un escritorio, maletín o tal vez despachan los exámenes junto al papel en desuso.

Un día, por aquellas casualidades de la vida, mi hijo encontró entre los papeles de esas tiendas que hacen acopio de papel usado, varios exámenes de sus compañeros (claro está sin corregir). Ni corto ni perezoso, se fue con el cuerpo del delito y luego entre varios jóvenes cuestionaron al catedrático para decirle que habían encontrado el valioso documento. El docente pasó por todos los colores, le vino un ataque de tos convulsiva, intentó una explicación y como dicen los latinos: “el que la explica, la complica”.

Ya va un mes y en el INE guardan no sé si un prudente silencio o un mutis ante el que denuncia el acta de la Junta Tuitiva. Va un mes y sólo se tiene noticias que a Perico no le pagaron, que a Juana le dijeron que agradecían sus servicios, que en el hangar de una aerolínea duermen desde hace un mes las boletas del censo y, no más.

A un mes del censo no tenemos ni aproximación del dato base, simple, fundamental: cuántos somos y cómo estamos distribuidos en cada departamento.

Un día de total paro en el país, con miles de voluntarios, con una disciplina ciudadana y con una gran inversión económica debe servir para algo. No puede pasar a un segundo plano tanto esfuerzo.

Los responsables al menos podrían salir del silencio y señalar qué tipo de trabajo realizan, qué metodología siguen, qué cronograma de trabajo tienen, y al menos dar una pauta de cuánto pueden servir los datos recabados.

Es evidente que hubo muchos fallos, precipitación de por medio, improvisación y decenas de problemas, pero se puede corregir en el camino estas imperfecciones y sacar un mejor rédito de esta tarea que interesa a todos los bolivianos.

Como ocurre con los niños, cuando éstos están en silencio, los padres se sorprenden y se dicen entre ellos: “Algo no anda bien”. En el INE guardan mucho silencio, ojalá sea para responder que están trabajando arduamente.

El autor es editor general de El Diario