Tres equipos tenían todo pa­ra festejar, fue…

Cuando el Diablo meneó la cola



La fiesta estaba servida. Los asis­ten­tes se habían dado cita en el estadio. Las banderas estaban des­plegadas, el coro de voces se emo­cionaba con el cantito de “que de la mano, todos los vuelta vamos a dar”, en fin, la fiesta inolvidable tenía todo previsto para comenzar a fes­tejar excepto…

Que en el fútbol siempre se debe contar con un aspecto im­pos­ter­ga­ble: el adversario. En el hexagonal de la Liga, a su turno, La Paz, San José y Blooming tuvieron la opor­tu­nidad de ganar el título, pero el señor de los cuernos y tridente decidió intervenir.

Está visto, no le gustan los san­tos

Por donde se mire lo que pasó con San José en Cochabamba es una muestra de cómo no se debe jugar un partido cuando el objetivo es ser campeón. Wilstermann venía de perder contra Real Mamoré en condición de local y por cifras abul­tadas. Ello dio una falsa impresión a los jugadores orureños que sa­lie­ron al compromiso con la idea de que ya eran campeones. No per­die­ron el partido porque Bejarano les hizo una gauchada (naturalmente involuntaria), ya que solo frente al arquero, que estaba jugado a su derecha, decidió entregar un pase al centro, cuando todos estaban esperando el gol. 20 mil hinchas del cuadro de la V azulada se que­daron con los crespos hechos, otros cien mil más en Oruro. La decepción fue total. No pudo con­se­guir la vic­toria que ne­ce­sitaba y pasó a jugar el des­em­pa­te contra el aguerrido La Paz Fútbol Club.

A Blooming le bastaba ganar

Dicho de esa forma parece fácil, sencillo, pero lo más complicado es derrotar a La Paz Fútbol Club, peor si juega de visitante. Seis partidos invicto, la mejor producción de un equipo en el hexagonal y en caso de ven­cer, daba un paso agigantado en pos del título. Es decir, que es­ta­ba a tres unidades de lograrlo. Sus hinchas habían preparado la fiesta, los jugadores del plantel cruceño estaban convencidos (error) de que el compromiso era ganable y sa­lie­ron como Pedro por su casa. El del atuendo rojo metió la cola y los paceños ganaron 4 a 2. Fue tanta la indignación de los hin­chas que un coro de voces entonó el ya co­no­cido “autonomía, au­tonomía”.

La Paz: el gran candidato

Los azulgranas habían derrotado en la fase de clasificación a todos sus rivales y lo habían hecho de for­ma contundente. Era, por tanto, el gran candidato a ser campeón. Em­pero, a la hora de creerse los elo­gios, los jugadores del conjunto de Alto Irpavi entraron a la cancha pensando que ya habían ganado el certamen y que solamente les fal­ta­ba dar la vuelta. Contra todo pronóstico perdió en La Paz contra San José y la sorpresa fue mayúscula. Cuando todos apun­ta­ban que fue un error jugar como lo hicieron en el debut, Real Ma­moré los devolvió a la realidad y les sacó un empate impensado. El re­sultado: lejos de tener siete puntos en dos cotejos (uno de la bonificación), contaba con dos (uno de la bonificación).

El que sabemos se divirtió con todos

A The Strongest lo colocó de en­tra­da contra la espada y la pared. Le armó un rol de partidos con cuatro salidas al interior y eso se paga caro. Todas fueron derrotas. A los be­nia­nos los dejó llegar hasta el límite de su capacidad y luego los dejó caer. A Wilstermann no lo dejó des­pegar de entrada y lo puso sex­to, cómodo. Las declaraciones de los en­tre­na­do­res, dirigentes y ju­ga­dores en sentido de que el árbitro los había perjudicado, que la altura tenía la culpa, que fue la bajura, el calor, el frío, etc, no terminaban de convencer. En realidad, si se hu­bie­ran tran­qui­li­za­do habrían po­dido advertir un cierto tufillo a azufre de al­guien que a su lado, fungía co­mo re­por­te­ro.

 
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