BBC Mundo.- ¿Está cansado de escuchar la pegadiza “Jingle Bell Rock”, que dio fama súbita a Bobby Helms en 1957 y desde entonces se ha vuelto una canción infaltable en el repertorio navideño de radios y centros comerciales? ¿Se ha preguntado cuántas versiones más resiste “Winter Wonderland”, ya ensayada con distintos grados de éxito por más de 150 cantantes, desde Doris Day a Eurythmics, Bob Dylan o los Jonas Brothers?
La sobredosis de canciones festivas es parte de la banda de sonido de cada diciembre.
Y no es casual: una buena parte de los consumidores de música grabada compran sus álbumes en la época festiva, que se ha vuelto clave para el negocio discográfico. En apenas unas semanas, las compañías disqueras facturan casi una cuarta parte de su total anual.
En Estados Unidos, el principal mercado musical mundial, 23% de las ventas de 2011 se registró durante la llamada “temporada de vacaciones” de diciembre, según la consultora Nielsen/SoundScan.
Pese a que el negocio de la música ha tambaleado recientemente frente a la distribución digital y la piratería, la tradición navideña se mantiene sana y relativamente estable.
Lo confirma un dato del libro Guinness de los Récords: el sencillo más vendedor de todos los tiempos no es sino una canción navideña, “White Christmas”, grabada por Bing Crosby y con más de 50 millones de copias en la calle desde 1942. (Otras mediciones la colocan segunda detrás de “Candle In The Wind”, de Elton John, dependiendo de los parámetros técnicos con que se midan las ventas).
Los inmortales clásicos
Tal como ocurrió con “Winter Wonderland”, a la “Navidad Blanca” de Crosby se le han animado múltiples voces: más de 500, en realidad.
Es que las “reversiones” -como se llama a los intentos de un artista de tomar una canción ya grabada anteriormente y hacerla propia- son parte del modelo de negocio impuesto por los rankings navideños.
“White Christmas”, por mencionar un caso, pasó por la voz de Elvis Presley en 1957 y su autor, Irving Berlin, se disgustó de tal manera con el resultado que trató de que la prohibieran en las radios... sin éxito, porque el disco que la contenía se convirtió en número uno por varias semanas y vendió 20 millones de copias.
Más recientemente, la polémica volvió a teñir la canción, cuando fue parcialmente rescrita por Lady Gaga para su álbum navideño de 2011.
“La mayoría de las que obtienen éxito fueron grabadas antes por Crosby y Nat King Cole y (Frank) Sinatra: llevan más de medio siglo. Las reversiones son un elemento clave en el mercado estadounidense, que a su vez determina el mercado global”, señala a BBC Mundo Gary Trust, director asociado de Billboard, la empresa que elabora los rankings musicales más reconocidos en EEUU.
En ocasiones, aclara el experto, hay espacio para canciones originales, algunas de las cuales podrán aspirar más tarde al rótulo de “clásico”.
“Las canciones navideñas compiten con otras de los últimos 70 años, en un abanico muy amplio. Es curioso que ‘All I Want for Christmas Is You’”, de Mariah Carey, sea uno de esos clásicos más nuevos de estos charts pero haga ya 18 años desde su lanzamiento”, indica Trust.
Este año, la innovación la aporta quizás el extravagante Cee Lo Green, que ha lanzado su “Magic Moment” con invitados como Christina Aguilera o los Muppets. O las canciones originales del novato Scotty McCreery, exganador del programa televisivo American Idol.
Por lo demás, es Rod Stewart quien concentra las miradas: el veterano rockero lanzó el primer disco navideño de su carrera, “Merry Christmas, Baby”, con un elenco notable (incluida Ella Fitzgerald, en un dueto “virtual”) y buenas señales: medio millón de copias ya despachadas, según SoundScan, aunque lejos todavía de los 2,6 millones que logró Michael Bublé en 2011.
El “Christmas” lanzado por el crooner canadiense no sólo acaparó las ventas de diciembre sino que resultó el segundo álbum más vendido del año, sólo por detrás del de Adele.
Consumo festivo
Pero, ¿qué hay en las melodías navideñas que trascienden geografías y generaciones?
Los expertos destacan la carga emotiva de los temas, a tono con la época.
“La música es evocativa de sensaciones y lo mismo puede decirse de las fiestas. Para muchos, consumir estas canciones conocidas tiene que ver con rememorar momentos. Es una decisión de compra basada en la emotividad”, opina Marie-Alicia Chang, cofundadora de Musicmetric, empresa dedicada a medir patrones de consumo musical.
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