La ciudadanía está preocupada por el reciente descubrimiento de actos de extorsión y corrupción organizados en altas esferas del Gobierno, los que ponen en riesgo el proceso democrático que tanto costó al país. Es increíble que funcionarios de ministerios claves, como asesores, fiscales y jueces, hayan entrado en el terreno de la extorsión y corrupción y, en algunos casos, atentando contra los derechos humanos, como ocurrió con el ciudadano norteamericano Ostreicher, que fue encarcelado casi tres años, sin que se le haya comprobado acciones de narcotráfico.
Se sabe que él vino a Bolivia con la intención de invertir capitales, de los que fue hábilmente despojado, con el pretexto de que estaba en actividades ilícitas, lo que no se demostró.
En esta acción delictiva participaron funcionarios de ministerios, asesores, jueces y fiscales, dando una mala imagen de la justicia en Bolivia y desacreditando al Gobierno. La Presidenta de la Cámara de Diputados hizo ver la gravedad del problema, al aseverar que todavía no fue desmantelada la red de extorsión y corrupción incrustada en niveles oficiales y que sólo se ha llegado a los mandos medios, por lo cual debe hacerse una investigación profunda, y que si no se lo hace, tendrá que intervenir la Asamblea Legislativa.
Semejante escándalo, que repercutió fuera del país, avergüenza a los bolivianos. Significa un gran costo político para el Gobierno y así lo anunció un actor norteamericano que llegó al país y se interesó en el caso Ostreicher, mencionando inclusive la posibilidad de un golpe de Estado si prevalecía la corrupción. Por ello se hace necesario recuperar la confianza de los bolivianos y la única opción que tiene el oficialismo es una renovación total de ministros y viceministros, dando así una buena señal para lavar la imagen del Gobierno y el país. No hacerlo dará lugar a mayor inseguridad y tensión de la ciudadanía.
Además es necesario considerar que pese a los anuncios oficiales, la situación económica no ha tenido un avance significativo, porque se mantienen los salarios bajos, sin posibilidad de aumento que permita mejores condiciones de vida. Sigue la falta de fuentes de empleo. La pobreza campea en la mayor parte del territorio y la alimentación de la población es deficiente; tampoco hay buenas políticas en salud. La lucha contra el narcotráfico y la corrupción tiene que intensificarse, ya que son males que lastiman a los bolivianos.
La nueva judicatura tiene que demostrar por qué fue elegida. La Policía Nacional recibió un duro golpe a su prestigio cuando un alto miembro de la institución fue sorprendido en actividades de narcotráfico, por lo cual fue llevado a EEUU para ser juzgado y encarcelado. Los bolivianos apostamos por una democracia limpia y sin prejuicios, de lo contrario entraremos en el terreno de la anarquía, donde la justicia sea sólo para unos cuantos.
Ahora que esperamos el nuevo año, los bolivianos clamamos que haya PAZ y cese la persecución a opositores que también son bolivianos y tienen derecho a vivir en armonía, sin odio ni rencor. Bolivia necesita la unión de todos para su desarrollo y progreso.
El autor es ex Decano de Odontología de la UMSA.
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