La verdad aunque duela
Los romanos, para “vivir bien”, pedían a los emperadores “pan y circo”. Solícitos esos gobernantes, complacían a su pueblo con migajas y lo distraían entregando a sus enemigos y a esclavos a leones hambrientos. Mientras, los monarcas daban rienda suelta a sus instintos, hasta destruir al pueblo y al poderoso ejército romano, como relata la historia.
Por analogía, en la actualidad el pueblo boliviano tiene “pan”, pero no es por benevolencia de sus gobernantes, sino gracias a la venta de recursos naturales del suelo patrio. Por recursos naturales me refiero a hidrocarburos y minerales, cuyos precios en los últimos siete años han sido favorables en el mercado internacional. En consecuencia, por la venta de dichos bienes no renovables, el país recibe ingentes ingresos económicos, como pocas veces ocurrió en su historia republicana. Otros recursos, como joyas, oro, madera, castaña, mármol, coca (con sus derivados como la cocaína), etc., son comercializados en forma cautelosa, cuyos ingresos son destinados a otros fines políticos “estratégicos”.
Según la profusa propaganda del Gobierno, es adecuado su manejo económico y financiero a nivel global, razón por la cual nos dicen autoridades que tenemos una economía “blindada y envidiada” en el mundo, nos hacen creer que las inversiones que se realizan con el dinero del pueblo, son indemnes a cualquier mancha.
Pero, ¿qué sucede con el “circo”? La historia comienza hace 2.557 días, cuando por desventura el pueblo boliviano decidió confiar su destino a un grupo político improvisado, sólo para el análisis político, pero presto para satisfacer apetitos personales, el cual sin referéndum ni rodeos decidió inscribir a Bolivia en la lista de países socialistas Siglo XXI. Durante ese tiempo transcurrido, hemos soportado falsedades y decepciones.
El año 2012 no fue la excepción. Sabemos que los seducidos y obsesionados del Gobierno se conducen bajo la batuta del principal inquilino del Palacio en la plaza Murillo (“en el país de los ciegos, el tuerto es rey”). El notable personaje, el 22.12.2012, en un espectáculo circense, como nos tiene acostumbrados, ha reiterado sin sonrojarse: “Refundar la democracia y política mundial de acuerdo con el mandamiento del socialismo. -Que no existan mayorías ni minorías, las decisiones se tomen en consenso, en base a la razón y no al voto. -Recuperar los códigos; no robar, no mentir, no flojear ni ser adulón. -Los políticos no pueden utilizar instrumentos administrativos, jurídicos y económicos del Estado para intereses privados o personales. -Las organizaciones sociales y políticas deben tomar el “poder político”, para mandar obedeciendo al pueblo. -Producir alimentos para que no haya hambre en el mundo. -Luchar contra el intervencionismo, neoliberalismo y colonialismo. -Reconocer que el conocimiento y la tecnología son instrumentos fundamentales para el desarrollo del Estado y la sociedad. -Anteponer la madre tierra al imperio del capital. – Refundar la ONU, el FMI, el BM y otras organizaciones que están en contra del socialismo”. (Por suerte se olvidó de la FIFA).
Lo vergonzoso es que esas falsas propuestas se las hizo por enésima vez desde que asumieron el gobierno, a sabiendas de que nada de ello se cumplirá, pues los conflictos sociales son el pan de cada día en territorio nacional y en niveles gubernamentales se practica el abuso de poder, con escándalos de extorsión y corrupción.
Por esos dislates nuestro pueblo está cansado de tanto abuso e insulto a su inteligencia. Los investigadores y estudiosos de la política, ciencias sociales y economía están a punto de tirar la toalla ante tanto cinismo. La oposición se halla como una tortuga patas arriba. ¿Qué más circo podemos pedir?
El autor es docente universitario.
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