Poopó, una población pequeña con la fiesta más grande del año

• El 1 de enero miles de personas se reúnen en la plaza principal para celebrar el año nuevo con bandas de música del Carnaval de Oruro y las mejores orquestas nacionales.


LOS TURISTAS PREFIEREN PASAR EL AÑO NUEVO A 60 KILÓMETROS AL SUR DE LA CIUDAD DE ORURO.

Oruro, (EL DIARIO).- Poopó es una población pequeña, ubicada a 60 kilómetros al Sur de la ciudad de Oruro. Sus habitantes no suman a más de dos mil personas; a veces, durante la semana parece un desierto, porque en la plaza no hay ni un alma para conversar o para preguntar por algún vecino. Una parte de los comunarios están en los alrededores, cuidando sus casas o sembrando y otra parte se dedica a la minería.

Poopó, Pazña y Antequera, suman un total de 14.984 habitantes, pero para la celebración del año nuevo, su población se duplica y la plaza principal, la única que existe en el lugar, más de 20.000 personas se dedican a compartir bebidas alcohólicas, otros a vender comidas y bebidas y muchos a bailar en las comparsas denominadas “arribeñas” y “abajeñas”.

La plaza está llena. No hay espacio ni para bailar. Se colocan graderías en sus alrededores y los espectadores no dejan de sorprenderse por la forma en que se disfruta una fiesta singular para recibir el año nuevo. Todo empieza a las 00:00 horas del 1 de enero de todos los años. Parece que la gente sabe que esa fiesta es sagrada y nadie puede impedir la concentración de personas.

No solamente están los oriundos de Poopó. Hay miles de personas que viajan desde Oruro el 31 de diciembre. Hay turistas por todas partes. Ya saben que la fiesta más grande y más singular se encuentra en Poopó, el mismo nombre del lago que ocupa gran parte del departamento, donde habitaban los urus, un pueblo milenario que representa a Oruro.

Las bandas de música tocan en competencia. Ahí se encuentran la banda intercontinental Poopó, una de las más grandes del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Las bandas Pagador, la Intercontinental, 10 de Febrero y otras, cada año son contratadas por los pasantes de la fiesta.

El ingreso a la plaza y a la fiesta es libre. Nadie se dedica a cobrar. El único requisito es bailar y no molestar. En las cuatro esquinas de la plaza se colocan decenas de parlantes, para que cuando los integrantes de las bandas de música se cansen, empiecen a tocar las orquestas. La fiesta dura las 24 horas del 1 de enero. En el mismo lugar, hay comidas de toda clase.

Muchos comerciantes de Oruro prefieren viajar a Poopó, para hacer el negocio de su vida, especialmente con la venta de comidas y bebidas. Los cohetillos y otros fuegos artificiales abundan en el lugar y ni siquiera la lluvia, que a veces se registra, puede impedir ese acontecimiento que ni siquiera se ve en la ciudad.

Los jóvenes y señoritas, para disfrutar completamente de la fiesta, prefieren agruparse en las comparsas. Las mujeres se visten con polleras y los varones se consiguen sombreros, para dar rienda a la fiesta. Sin embargo, nadie sabe cómo surgió esta clase de acontecimientos en una población pequeña.

La temperatura más baja se registra en los 7 grados centígrados en la madrugada, pero con las bandas de música y las fiestas al aire libre, las personas exigen gran cantidad de bebidas.

Cada banda de música interpreta partituras del repertorio nacional e internacional, empezando por las famosas morenadas, las diabladas o las cumbias que están de moda. Las comparsas dan vueltas por la plaza, dirigidos por los guías o cabecillas varones y mujeres y detrás de ellos, hay una hilera larga de integrantes.

Poopó, sin embargo, es singular no sólo por la fiesta de año nuevo, sino también por dos viejas torres de fundición que se pueden ver desde lejos, al ingreso de ese pueblo. Las torres fueron construidas en 1920 por la famosa compañía minera Aramayo, otrora, uno de los barones del estaño.

El alcalde municipal, Isaac Hurtado Flores, quiere convertir a ese lugar en un sitio turístico, no solo para la fiesta de año nuevo, sino también durante otra temporada, para que puedan ver lugares históricos, como la casa del ex presidente de Bolivia, Manuel Isidoro Belzú, que se encuentra abandonada, pero que con el impulso de las autoridades se puede convertir en la Casa Municipal de Cultura de la denominada Villa Poopó.

La Casa de la Familia Ovando fue una comercializadora de minerales, pero es atractiva por su arquitectura. El inmueble está abandonado.

En el lugar, aún se conserva la iglesia de San José de Chimpa Bamba y la Casa de Justicia, lugares donde se han conservado documentos de hace más de 500 años y que en algunos momentos, los investigadores encontraron joyas históricas que sirvieron de mucho para esclarecer los acontecimientos más importantes de la República de Bolivia.

A pocos kilómetros se encuentra la empresa minera Sinchi Wayra, para la explotación de estaño y plata.

En las faldas del cerro de Paj’chantiri, según las vivencias de los músicos, se afinan los instrumentos de viento que utilizan las mejores bandas de música. Ahí se realizan rituales especiales en el momento de la creación de bandas de música. Existe la creencia que por eso, les va bien a los integrantes de la Banda Poopó o a la Banda Pagador. Si alguien quiere vivir una fiesta diferente a todas las tradicionales, puede viajar a Poopó, para disfrutar el nuevo año con las mejores bandas de música y las orquestas contratadas por los pasantes o padrinos de esta clase de celebraciones singulares que existen en el altiplano boliviano, a 3.706 metros sobre el nivel del mar.

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