Algunos periodistas y analistas políticos estuvieron criticando desde hace tiempo la situación lamentable por la que atraviesa la administración de justicia, la misma que fue implantada por el gobierno del presidente Evo Morales, so capa de eliminar la corrupción, la retardación de justicia, el prevaricato, etc.
Esas críticas, cada vez más objetivas, se fueron acentuando desde que el aparato judicial ingresó en crisis generalizada, en especial desde que para evitar su pésimo funcionamiento, el Gobierno actual empezó a dictar y amenazar con una serie de medidas correctivas, en particular a partir del momento en el que dispuso que la alta magistratura judicial sea elegida por voto popular, proyecto que también criticaron los analistas y periodistas por ser inefectivo, además anticiparon su inminente fracaso.
Las críticas de los periódicos independientes, en primer lugar, sólo recibieron oídos sordos, pero finalmente, fueron consideradas como actitudes opositoras, que trataban de desestabilizar al régimen, etc. Más de un periodista fue advertido por criticar el nuevo orden judicial. Es más, se dijo que ese “nuevo orden” era “ideal” y que “funcionaba de maravillas”.
Sin embargo, pasado algún tiempo, los hechos demostraron que las críticas de la prensa (a la que entretanto se trató de acallar) eran correctas y verídicas y que los comentaristas tenían completa razón y reflejaban en sus informaciones la dura realidad.
Pero ahora ocurre algo destacable. Después de que los órganos oficiales afirmaron que la justicia andaba bien, que se habían terminado los vicios que eran “agentes del imperio” y otros calificativos, la alta jerarquía burocrática empezó a dar la razón a los comentaristas.
Es más, las críticas de altos funcionarios del Gobierno no sólo coincidían con las realizadas por los periodistas, sino que llegaban mucho más allá de lo que éstos habían afirmado tímidamente, vale decir que según los voceros del oficialismo, el desorden judicial está mucho peor de lo que sostenía la gente de prensa. Es más, las críticas que hacían los analistas resultaban, a lo más, débiles argumentos frente a los de los burócratas.
En efecto, el vicepresidente del Estado y Presidente nato del Órgano Legislativo, Álvaro García, expresó críticas tan contundentes contra el sistema judicial que revelan que las medidas que dictó el Gobierno fueron poco menos que un fracaso y que el actual sistema judicial (pese a las reformas realizadas) está peor que el anterior. Esa autoridad empezó amenazando a jueces y fiscales con enviarlos a la cárcel, pero como sus advertencias no tuvieron resultado alguno, se vio obligado a hacer nuevas críticas al extremo de afirmar sin rodeos que “la justicia está en estado de coma” y con solemne seriedad propuso aplicarle “terapia intensiva”, críticas que han hecho palidecer a las que hicieron los periodistas y analistas antes amenazados (C. 23/12/13).
No sólo eso, el Vicepresidente remarcó que la retardación judicial “sigue siendo el 80%, es una vergüenza para la justicia”, que es ”el peor mecanismo para extorsionar al pobre”, que “es la peor manera de extorsionar, maltratar y robarle al pueblo”, agregando que “la justicia está en terapia intensiva, o le damos un shock para que levante cuerpo o sencillamente la justicia va a asfixiar la vida de la sociedad civil” , severo diagnóstico al que agregó la conclusión de que ante ese lamentable estado de cosas, “la única manera de resolver es aplicar un golpe de timón”… como sostuvieron periodistas y analistas.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |