Directivos del empresariado privado de Bolivia acusan a la burocracia estatal de hacer imposible el desarrollo de una Bolivia moderna, pese a que estuvieron trabajando casi al tope de su capacidad y han mejorado su productividad. Sin embargo, al mismo tiempo los gerentes de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia también sostienen que son víctimas de la presión impositiva, el contrabando y el excesivo control gubernamental.
Tal es, en síntesis, el balance del estado de la empresa privada durante el año que terminó, el cual tuvo algunas mejoras, pese al aumento de salarios y el segundo aguinaldo que generaron inestabilidad, ya que la planificación que se tenía quedó sin efecto debido a los “cambios traumáticos”.
El diagnóstico del ejecutivo de la CEPB (LR, 22/12/13) revela que ese sector social, pese a su peso específico en el total de la economía nacional, todavía carece de la proyección necesaria y le faltaría bastante camino que recorrer debido, en particular, a deficiencias en la visión política y en especial por haberse replegado a una posición “economista”.
Las palabras de la mencionada Confederación son reflejo de la situación por la que atraviesa la empresa privada, en particular en lo que se refiere a la micro y la pequeña empresa que atraviesan por una difícil situación, en especial desde que se aprobó el “segundo aguinaldo”. El vocero de este sector empresarial aseguró que tiene 300 mil afiliados, de los cuales el cincuenta por ciento está en riesgo de cerrar operaciones por la determinación gubernamental del doble aguinaldo y muchas de ellas quieren migrar hacia otros países, debido a que no hay condiciones para que continúen operando.
Dichos aspectos muestran un panorama poco optimista para el futuro, el mismo que tendría características irreversibles, en vista de la posición intransigente de funcionarios del Gobierno actual del país, que proclaman ser abanderados de la lucha contra el capitalismo y, además, con una posición anarco-populista, levantan la ideología de que podrán construir el socialismo sobre los saldos de las comunidades originarias que todavía sobreviven en el medio rural del país.
Los riesgos que enfrenta la empresa privada son enormes, pero en parte se originan en cierta timidez que expresan sus medios de dirección y que son proclives a actitudes vacilantes, pese a que sus bases no sólo son minadas sino destruidas por factores que no están de acuerdo con la actual realidad del país. En esas debilidades se originan las fuerzas que tratan de destruirla y ante las que adoptan una posición ultra liberal.
En alguna medida, la empresa privada boliviana, aparte de que es víctima de una serie de grandes trabas y dificultades, pareciera que carece de iniciativa en ciertos aspectos que bien pudiera superarlos con visión nacional y social de mayor amplitud. En efecto, no obstante las invocaciones de que es objeto de parte de corrientes progresistas, no se proyecta hacia el futuro.
Al respecto se señala que el sector social empresarial del país debería participar o hacer su “propia revolución”, pues “también describe el carácter progresista y revolucionario de la clase burguesa”, que es lo que debe aprender la burguesía boliviana, para ser, por tanto, una clase histórica progresista.
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