BBC Mundo.- El referéndum por la independencia de Escocia, que se celebrará en 2014, ha puesto sobre la mesa la cuestión de qué pasará con la bandera británica. Una asociación de expertos vexilólogos ha creado una serie de diseños para animar la discusión.
Hace unos 400 años, cuando se unieron las coronas de Inglaterra y Escocia, se discutió si el aspa blanca de la cruz de San Andrés sobre fondo azul podría combinarse con la cruz roja de San Jorge.
Los escoceses pretendían que su bandera prevaleciera sobre la inglesa. Por supuesto, los ingleses pensaban que debía ser exactamente al contrario.
Al final, una proclamación real resolvió que la cruz de San Jorge aparecería en primer plano.
Ahora, la perspectiva de que Escocia pueda llegar a abandonar el Reino Unido vuelve a abrir el debate. (También se ha sugerido que, si la reina permanece como jefa de Estado en Escocia, no habrá necesidad de cambio alguno. Pero muchos creen que sí la habrá).
Charles Ashburner, consejero delegado del Flag Institute, una ONG especializada en banderas y su uso, hizo una encuesta entre los miembros de su organización y pidió diseños adecuados para un Reino Unido sin Escocia.
PROPUESTAS DE COLORES
El Flag Institute (Instituto de la Bandera, en inglés) ha hecho públicas varias propuestas, aunque no se pronuncia sobre si debería ser cambiada en el hipotético caso de que el referendo lo ganen los independentistas.
El otro debate asociado se debe a que Gales no está representado en la bandera británica (la llamada Union Jack), porque cuando ésta fue creada Gales era parte de Inglaterra.
“Esta sería la primera discusión obvia: ‘si se va Escocia, pues seguramente Gales debería entrar’”, comenta Ashburner.
El primer diseño saca el azul de la bandera escocesa y coloca negro; además, honra la bandera de San David, patrón de Gales: una cruz amarilla sobre fondo negro.
La segunda tiene la misma intención al agregar elementos de la bandera de Gales actual, el fondo verde y blanco sobre el que está el dragón rojo de la insignia galesa.
La tercera es una interpretación más moderna del diseño, incluyendo los colores de San David y reteniendo el azul escocés para reflejar el hecho de que Escocia sigue bajo la monarquía británica.
Bajo el mismo principio, la cuarta elimina el blanco del aspa de San Andrés y superpone una corona y el estandarte real, incluyendo los tres leones de Inglaterra y el león rojo escocés y el arpa, símbolo de Gales e Irlanda.
El quinto diseño elimina los elementos escoceses por completo y agrega el escudo de armas real, rodeado de símbolos de las naciones de la Mancomunidad Británica.
PROCESO DIFÍCIL
Cualquier sugerencia para alterar la bandera puede ser muy complicada desde el punto de vista legal.
“Hay una delgada y ondulada línea separando un estatuto de una prerrogativa real”, dice Malcolm Farrow, presidente del Flag Institute.
A diferencia de la mayoría de los países, en Reino Unido no ha habido nunca una ley de la bandera, así que la cuestión de a quién le corresponde la competencia de su diseño es un área gris.
La Corona afirma que se trata de un asunto del Departamento de Cultura, Comunicación y Deportes, que a su vez dice que es el gobierno el responsable de cualquier cuestión constitucional respecto a la bandera.
El gobierno afirma que, como se trata de un asunto que no ha sido tratado en cientos de años, no existen reglas al respecto.
Otra organización que podría tener algo que decir, el Colegio de Armas, una corporación real especializada en heráldica, opina que la bandera es determinada por la Corona y ha sido confirmada por una orden del Consejo Privado de Su Majestad en 1800.
Andrew Rosindell, jefe de Grupo Parlamentario Multipartidario sobre Banderas y Heráldica, coincide en que la materia no está clara.
“No hay protocolo legal y oficial sobre banderas hasta el punto que ni siquiera puedes decir que la Union Jack es la bandera de Reino Unido”, afirma.
En 2008, Rosindell presentó una propuesta para que esa insignia fuera oficializada, pero no terminó convirtiéndose en ley.
Para él, la hipotética independencia escocesa no hará necesario ningún cambio.
“Fue creada en el momento de la unión de las coronas”, afirma, en oposición a la unión política que llegó cien años después.
Como los independentistas escoceses retendrán la corona británica, redefinir la bandera no tendría sentido, opina Rosindell.
Farrow está de acuerdo y ve más razones para no tocar la bandera. Podría desatar una tormenta política y “completamente dejar de lado los asuntos importantes que debe atender el gobierno”.
No hay bandera oficial en Irlanda del Norte, así que sería complicado representar ese territorio. El aspa roja de San Patricio fue incorporada en 1801 para representar a toda Irlanda y no se alteró con la independencia irlandesa en 1922. “Es un asunto tan delicado que nadie ha agitado ese avispero”, comenta Farrow.
No sólo que numerosas banderas de otros países tienen en su diseño una miniatura de la Union Jack (Australia, Nueva Zelanda o Hawaii), sino que “cambiar la bandera costaría millones”, afirma el presidente del Flag Institute.
Para el experto, ese dinero sería malgastado. “Además sería bastante impopular para millones de personas”.
ASUNTO PENDIENTE
Pese a las objeciones, la cuestión probablemente seguirá en el aire.
James Hallwood, director asociado de la Sociedad de la Constitución, organización que promueve el conocimiento de la norma constitucional británica, comenta que se trata de un asunto recurrente.
“Una de las cuestiones más comunes que me preguntan no es sobre independencia monetaria o política, es sobre qué pasaría con la bandera”, dice.
Hallwood destaca la versatilidad y el hecho de que no es sólo un símbolo de patriotismo. “La gente disfruta el factor kitsch. También se puede utilizar en tono de broma”, dice.
Ashburner piensa que los grupos más conservadores de la arena política se opondrán a cualquier cambio, pero la opinión pública hará que exista un debate serio sobre el asunto.
“Será complicado para el país el proceso de desprenderse de Escocia y seguir con la misma bandera que había antes”, opina.
Ashburner coincide con Hallwood en la fuerza de la bandera y refleja una extendida opinión en alabar su diseño como una entidad en sí misma.
“Como está, es el mejor diseño de bandera del mundo y sería devastador verla cambiar”, afirma.
“Pero no debería seguir igual sólo porque nadie es lo suficientemente valiente como para pensar en cambiarla”, agrega el experto.
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