El gobierno del presidente Sebastián Piñera al anoticiarse, el 23 de marzo de 2013, de la decisión boliviana de recurrir a la Corte Internacional de Justicia para recuperar su salida al océano Pacífico, clausurada por la reprochable invasión de 1879, elevó su grito al cielo, tratando de minimizar y desvirtuar ese histórico accionar. Dio una señal absolutamente negativa el dignatario de Estado chileno.
“Frente a eventuales demandas que pueda interponer Bolivia ante tribunales internacionales, Chile y su pueblo defenderán con toda la fuerza de la unidad nacional la historia y la verdad, su territorio, su mar, su cielo y su soberanía, siempre dentro del marco de los tratados internacionales y del derecho internacional”, afirmó el presidente Piñera (EL DIARIO, 24/3/2013).
La demanda legal en contra de Chile, anunciada entonces ante la opinión pública mundial, no fue del agrado del Gobierno chileno, que siempre ha preferido dialogar en el contexto de una diplomacia dilatoria y distraccionista, que pospuso de manera permanente la solución al más que centenario enclaustramiento boliviano.
El presidente Piñera, a tiempo de reiterar sus objeciones a dicha demanda, convocó el 27 de marzo de 2013 a una cumbre política, para los primeros días de abril, con el único objeto de analizar su contenido jurídico.
“Es una señal de unidad que nunca ha estado en discusión”, dijo, refiriéndose a la indicada cumbre, Ignacio Walker, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile (EL DIARIO, 28/3/2013). “Lo que espero de esta reunión es que haya una completa unidad de todos los sectores políticos”, agregó, asimismo, Jorge Tarud, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, en la misma fecha.
Pero Bolivia buscará, pese a la férrea oposición transandina, que la justicia internacional se haga eco de su dramático encierro geográfico y asuma una posición que le permita reivindicarse, ante la historia y los hombres, por todas las tropelías perpetradas por el expansionismo anglo-chileno del Siglo XIX. Expansionismo que hincó sus garras particularmente en la riqueza que ofrecía su Litoral. Y gracias a ésta hoy Chile es semipotencia económica en el Cono Sur.
En consecuencia hubo pocos encuentros y múltiples desencuentros que alejaron la posibilidad de construir el camino histórico del entendimiento para solucionar el diferendo boliviano - chileno. Es que nunca el país vecino quiso trabajar conjuntamente con Bolivia en un proyecto que signifique integración en diferentes aspectos.
En suma: ojalá cambie de mentalidad Chile y contribuya, de veras, a un entendimiento con Bolivia, con la perspectiva de resolver el tema marítimo, que ahora es de conocimiento de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya. He ahí algo sobre la actitud negativa de Piñera.
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