Gobernantes de la estratósfera

La atmósfera es la masa de aire que se encuentra sobre la superficie de la tierra y en su parte más alta se encuentra la estratósfera a cien kilómetros de distancia de la tierra. En ese espacio se encuentran los satélites y otros cuerpos de fabricación humana. Más arriba están los cuerpos celestes de diverso origen y rumbo. Se suele utilizar este vocablo para las personas que están fuera de la realidad del mundo cotidiano, y ésta parece ser la situación de nuestros gobernantes, que partiendo de lo expresado por el Presidente del Estado Plurinacional, de que en diez años Bolivia sería la Suiza de América y como ya han transcurrido ocho de su gestión, éstos ya viven la realidad de ese país de centro Europa, que tiene un elevado índice de desarrollo y riqueza.

No cabe duda que gracias a los elevados precios de las materias primas que exportamos, como el gas y minerales, nuestros ingresos se han multiplicado, pues las disponibilidades de recursos para el sector público se han incrementado, de alrededor de 26.000 millones de bolivianos el año 2005 a casi 88.000 millones el año 2012. En consecuencia los gobernantes plurinacionales se han visto favorecidos con importantes ingresos, pero a su vez se han extraviado de la realidad nacional boliviana, ya que a pesar de esos recursos, fruto de los precios de materias primas, estamos muy lejos de ser la Suiza de América hispana, pese a que en términos generales la extrema pobreza ha bajado algunos puntos, pero no hemos dejado de ser un país pobre o de escaso desarrollo.

No obstante el permanente discurso político del Presidente del Estado plurinacional en contra del capitalismo, a su vez en estos últimos días las autoridades gubernamentales han estado repitiendo, llenos de gozo, los informes de algunos organismos internacionales, que fijaron el crecimiento de la economía boliviana en 6.5% para el presente año -organismos que fueron señalados como instrumentos del imperialismo capitalista hace poco tiempo-, con la intencionalidad de demostrar que la gestión en materia económica ha sido exitosa, pero cuidándose siempre de no mencionar la causa, es decir los altos precios de materias primas que exportamos en bruto.

Lo cierto es que una cosa es el crecimiento en cifras económicas y otra distinta es el desarrollo, dentro del que tiene una importancia fundamental el “desarrollo humano”, es decir la situación de los habitantes del territorio patrio en relación con educación, salud, empleo, vivienda, seguridad ciudadana, etc., que en nuestra realidad es la más baja de Sudamérica.

A “contrario sensu” de la real situación de la población boliviana, en su mayoría, los gobernantes del Estado plurinacional han entrado en una suerte de irracionalidad en el gasto y disposición de recursos públicos, pues la adquisición de un satélite para una reducida población que tiene acceso a “Internet” y otros servicios de comunicación e información tecnológica, con un costo de 350 millones de dólares y con un retorno financiero bajísimo; la compra de aviones para uso del Presidente del Estado, del Vicepresidente y el anuncio de otros para el uso de ministros, viceministros, etc., de helicópteros; aeropuertos para uso de los gobernantes; construcción de palacios para la presidencia y Órgano Legislativo a cargo del Vicepresidente en la sede de gobierno, cuando la ciudadanía de esta ciudad tiene carencia de agua y servicios básicos; la pérdida de varios millones de dólares en la gestión de empresas industriales, aunque en varios años alguna recién fue puesta en funcionamiento; el manejo discrecional de más de 600 millones de dólares en un programa de campaña electoral permanente del Presidente del Estado y que fue denunciado con la mención de cifras, programas y proyectos; los permanentes viajes al exterior e interior del país de los gobernantes; el traer al país cantantes y teóricos del socialismo-comunismo de Europa y otros países; la entrega de recursos a organizaciones afines al partido de gobierno, como la de cerca de 1.000 millones en los últimos años a una organización indígena, campesina y un largo etcétera, nos llevan a la conclusión de que nuestros gobernantes ya están viviendo en la Suiza indoamericana, muy lejos de la realidad nacional, llena de carencias, en especial de los más elementales servicios que hacen al “desarrollo humano”.