Este es un gobierno que desde el primer día ha mostrado miedo a los libros. S.E. ha manifestado, como una confidencia socarrona, con todo desparpajo, que nunca ha leído un libro, que su escuela fueron la calle y los caminos. Y el canciller Choquehuanca empezó a tomar celebridad (fama por el pasmo producido) cuando afirmó que no había necesidad de leer libros ya que por su cultura los aymaras leían en las arrugas de los ancianos. Lo dijo así y lo repite cada vez. Si este es un gobierno indígena como afirma S.E., significaría que estamos gobernados por iletrados, lo que no sería tan novedoso porque algunos analfabetos ya han transitado de manera encumbrada por nuestra historia pero sin permanecer tanto tiempo en el mando. Si hubiera sido así, ¿existiría Bolivia todavía?
Se dice que el hombre le teme a lo desconocido y parece ser cierto. Le inquieta y le causa malestar lo que escapa a su conocimiento porque se siente humillado e inseguro. El hombre le temía al océano, a los vientos, al espacio. Sólo una vez que se conoce algo se le deja de temer; se aprecia un ideal, una persona, un sabor, la música, el arte, la lectura. Lo contrario, lo desconocido, irrita, enfurece, asusta. Para una gran mayoría de los actores del gobierno plurinacional los libros resultan entonces como dinamita, como bombas, como granadas de guerra. Quien es portador de libros es un terrorista y quien los produce, con mucha mayor razón.
Ahora comprendemos por qué el Vicepresidente, dizque con una biblioteca de 25 mil volúmenes, puede continuar siendo uno de los notables del “cambio” y la sombra perpetua de S.E. ¿Cómo un hombre que lee se atreve a hablar al pueblo en tiempos del Pachacutec? Lo hace porque ha escondido su arsenal de libros, tan peligroso para la causa pachamamista. El Vice sólo habla sobre ritos y supercherías mitológicas andinas, aunque no crea en eso. Lamentablemente, por aquello de la revolución democrática y cultural, ha dicho algunas cosas que es posible que le pesen algún día. Dijo de Vargas Llosa, laureado escritor que nos visitará en breve, que era un “dinosaurio” y le correspondería vivir en una etapa prehistórica. Eso se podría pasar por alto sin titubear a S.E., al canciller, y a la alta nomenclatura del MAS, pero no al Vicepresidente. ¿Pensará así realmente o es el temor a las purgas internas del partido?
Es por los motivos señalados que la anunciada llegada a Bolivia del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, ha conmocionado al oficialismo. Lo ha traumatizado. El mundialmente reconocido y galardonado fabricante de explosivos impresos, según el MAS, vendrá a Santa Cruz, invitado por una derecha neoliberal y conspirativa. Si Alfred Nobel inventó la dinamita, un Premio Nobel tiene que saber mucho de eso, mucho más que nuestros bravos mineros se dirán seguramente en el seno de los “movimientos sociales”. Ya el “hermano” Hugo Chávez y la “hermana” Cristina Kirchner pasaron malos momentos por las críticas del Nobel en sus países y porque dejó campos minados por donde los iletrados (no solamente los hay en Bolivia) tuvieron que andarse con tiento y temor. Los campos minados eran libros, ideas, experiencias.
Quienes han lanzado críticas contra la visita de Vargas Llosa a Bolivia, no han leído nada de él. Ni un solo libro, ni un ensayo político o literario. Los hemos oído opinar sobre el escritor y nos hemos quedado azorados. Naturalmente que existe una intelectualidad masista que sí lo conoce pero su opinión no cuenta. Y mejor que se callen esos ciudadanos porque pueden pasar al bando de los “librepensantes”, de los disidentes, y ese será su final. Entonces oímos toda una gama de disparates, tantos que son difíciles de retener en la mente. Si S.E. o el ministro de Gobierno o cualquier otro jerarca ha dicho que Vargas Llosa viene enviado por Sánchez Berzaín, la manada lo repite hasta el cansancio buscando su lucimiento ante el jefe. Si S.E. dice que además ha metido la mano por ahí Sánchez de Lozada, el coro de “llunkus” lo repite de pe a pa. Pero si se hiciera una encuesta en la bancada oficialista de la Asamblea Legislativa sobre quién es Vargas Llosa y qué ha escrito los resultados serían como para no publicarlos nunca de pura vergüenza.
Jamás la presencia de quien ha sido vanguardia de una de las más importantes corrientes literarias en América va a hacer daño a una sociedad. Nunca las ideas democráticas de un intelectual reconocido mundialmente podrán rechazarse con torpeza en una nación donde impere la ley y la cordura. Si como se afirma ya estamos en plena carrera espacial y próximos a ingresar en la era nuclear sería muy lamentable que fuéramos reacios a la cultura y que nos comportáramos como unos salvajes. Los “movimientos sociales”, alentados por el Gobierno, van a protestar contra el Nobel, pero eso será el resultado de un descabellado temor a los libros y las opiniones, lo que no dice bien en un supuesto sistema de libertades. No demos una idea de intolerancia y salvajismo al exterior.
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