El hecho de que el gobierno del Uruguay haya legalizado el cultivo y consumo de la marihuana, ha sido recibido con alarma y preocupación por la mayoría de la humanidad, aunque se trata de un pedido de muchas entidades y hasta medios de prensa para legalizar el uso de drogas alucinógenas.
Desde la década del 60 del siglo pasado se ha sostenido: “la legalización del consumo de drogas evitará su mayor consumo”; posición que, en todo caso, es contraria a las experiencias sufridas por muchos habitantes del planeta y hasta el caso holandés, cuyo Gobierno autorizó la venta libre de drogas. Los resultados han sido totalmente negativos porque la venta legal y su consumo han implicado que, por ejemplo, Holanda haya experimentado un incremento hasta del 40% en el consumo de drogas.
Lo más grave es que con la legalización -en el caso uruguayo, de la marihuana- lo que se hace es promover su cultivo y consumo; mostrar al pueblo “que el mal no era tanto como se decía y que puede ser consumible”. Esta realidad implica que especialmente niños y jóvenes no tengan medida para drogarse, para incrementar el vicio y, en muchos casos, para conseguir la muerte por excesos; ¿cuántos son los casos en los que “se pasaron” los adictos por los excesos cometidos? ¿Cuánto aumentó el alcoholismo y el tabaquismo debido al consumo de drogas? La verdad es que excesos en el alcohol y el tabaco han determinado aumento de la drogadicción y viceversa.
La decisión del Uruguay implica también que muchas entidades y hasta países consideren la posibilidad de legalizar no sólo el consumo de marihuana sino de drogas en general. Lo más tenebroso del problema es que adictos al alcohol y al tabaco, con el fin de llegar a “utópicas satisfacciones” no vacilarán en adquirir el vicio de la drogadicción indiscriminada.
El mundo se ha propuesto combatir por todos los medios la fabricación, comercialización y consumo de drogas alucinógenas; pero, las políticas permisivas determinan que no todos combatan el mal y, al contrario, consuman mayores cantidades. Este es el caso que en forma inmediata se presentará en el Uruguay cuya juventud notará que han desaparecido las causas para su prohibición que, en otras palabras, implica aprobación para el libre consumo.
Hay países, inclusive Estados Unidos, donde se cultiva mucha marihuana en forma legal (ejemplo, sitios en California) y en algunos estados es legal su consumo; algo similar ocurre con las demás drogas alucinógenas tan sólo con la condición de que “existan recetas médicas para su expendio”. Todo esto implica el cumplimiento de “hecha la ley, hecha la trampa”. Y la legalización implica que sólo regirá la ley y no habrá necesidad de trampa o tramoya alguna para consumir drogas que es uno de los mayores males que sufre la humanidad.
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