Muchas veces se trata el caso de la “economía de las drogas” tanto por el significado que tienen los cultivos excedentarios de hojas de coca como por la elaboración de pasta base y cocaína cristalizada; pero, casi normalmente, se deja de lado la explotación de oro en el país, que, por ser mineral de uso legal, apenas se lo toma en cuenta en las conversaciones financieras y en las mismas estadísticas.
La verdad es que desde siempre nuestro país ha sido buen productor de oro, pero no en forma sistemática, planificada y podría decirse del todo legal. Se ha conformado en el pasado importantes empresas que utilizando dragas especiales, sobre todo en la región de Tipuani y otros sitios han alcanzado altos índices de exportación; sin embargo, parecería que el mismo Gobierno -que debería ser el primero en conocer verdades sobre la producción de oro y otros minerales- parece que ignora cuánto oro produce el país y, así, el propio ministro de Minería, con ingenuidad y desconocimiento absoluto del tema, dijo “no encontrar explicación alguna para que salga del país oro que no es producido”.
La afirmación es, pues, absurda desde todo punto de vista porque es bien sabido que legalmente exportamos oro en cantidades aproximadas a las ocho toneladas y, se sabe bien que, por la vía ilegal, se “exporta” alrededor de 23 toneladas por un valor superior a los 500 millones de dólares. Al respecto, cabría preguntar ¿de dónde saldrá tanto oro para el contrabando? ¿Son las cooperativas -clandestinas muchas de ellas- que explotan y exportan oro en grandes cantidades las que se dedican a tal renglón de la economía?
La explotación y exportación clandestina de oro se parangona con lo que ocurre con las drogas: se fabrica miles de kilos diariamente y se los exporta por todo medio; la pregunta sería: ¿Qué y cómo hacen los narcotraficantes para exportar toneladas de drogas? ¿Qué “milagros” hacen para el ingreso de centenares de turriles (200 litros cada uno) de precursores si no pasan por las aduanas? ¿Cómo se les ingenian para producir y vender tanto? La explicación estaría, simplemente, en que hay cuadros de corrupción que ayudan, promueven y permiten tanto la exportación de oro como de drogas.
El caso del oro es patético y el país no puede basarse en los comentarios extraños del Ministro de Minería y lo que corresponde es que el Gobierno investigue y establezca realidades sobre la explotación y exportación del rico mineral que, desde siempre, es el sistema de pago más antiguo, más confiable y más efectivo y ser, además, el medio más rendidor para el ahorro legal de los países y de la comunidad de cualquier nación.
El oro, su explotación y exportación no puede estar reducido al campo del contrabando; debe ser operación totalmente legal y no ser, además, un medio más para incrementar cuadros de corrupción ni evasión de impuestos.
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