Después del embrollo de la “simulación” y “redistribución” de la riqueza mediante la aplicación del DS 1.802 o “aguinaldazo”, “regalo” oficial con claro interés electoral, pero “tímido” por las posiciones genuflexas, se observa que es consecuencia de su ideología ecléctica. Estas genuflexiones buscan “acelerar” las elecciones generales de 5 de octubre de 2014, de hecho, ello ocurre desde hace varias semanas. El Tribunal Supremo Electoral, como responsable de organizar, administrar y ejecutar los procesos electorales, presume su “autocensura”. Evo el candidato sigue incólume/soberbio, preso en su contradicción socialismo/capitalismo. Presume su indigenismo, pero desbanca de su sede a los indígenas del Conamaq que apoyaron al TIPNIS, y crea su “propia”, ¡divide y vencerás! Expulsa a IBIS que permitió su entrada a Palacio, por su pecado de no aceptar la posición de “llunkus”, que sí asumieron varias otras ONG. Sanciona leyes sin normas/reglamentos/financiamiento. A ocho años de gobierno el método del ensayo/error, emulada por la oposición, sigue generando descontento.
El Eclecticismo es, en filosofía, una escuela nacida en Grecia que se caracteriza por escoger concepciones filosóficas, puntos de vista, ideas y valoraciones entre las demás escuelas que se asume que pueden llegar a ser compatibles de forma coherente, combinándolas y mezclándolas. Es un enfoque conceptual que no se sostiene rígidamente a un paradigma o un conjunto de supuestos, sino que se basa en múltiples teorías, estilos, ideas o para obtener información complementaria en un tema, o aplica diferentes teorías en casos particulares. Pretende conciliar diversas teorías y corrientes existentes, tomando de cada una de ellas lo más aceptable.
En Bolivia el eclecticismo se acentúa -ya- en el seno de la Asamblea Constituyente, donde oficialistas y opositores a través de sus adláteres “tejieron” una -supuesta- alternativa -“paternal”- al modelo neoliberal con la pretensión de “tonificar” los principio de la “revolución” -cambio-. Los constituyentes forzaron una sinergia/complementariedad entre el idealismo de Kant, la filosofía del sentido común -voluntarismo/subjetivismo- y las doctrinas inductivas de Descartes. Este Eclecticismo subsumió a los “cuadros” de esta Asamblea en una filosofía que, sin objetar a priori cosa alguna, “fingieron” analizar/contemplar/comparar/relacionar, a fin de forzar una estrategia ecléctica -inserto en la CPE- como respuestas a los problemas estructurales y que sean dignos de aceptación.
Por ello oficialistas y opositores electoralmente confluyen en una triada: construcción/destrucción/construcción con la idea de “satisfacer” a las regiones/grupos de acuerdo con su fuerza/presión, ¡no hay principios ni convicción! Estos son ajenos al eclecticismo/neoliberal. Desde la percepción empírica: Un; Demócratas, MSM; y MAS se subsumen en confusas propuestas a gusto y sabor de los “poderosos”, indígenas o no. Por ejemplo, no habrá entrega de obra que no resalte su color electoral y comentario sin su matiz proselitista. ¿Qué hacer? Reflexionar/valorar/decidir electoralmente. Debo advertir que un candidato ecléctico -generalmente- sigue la siguiente lógica: Si a uno (ecléctico) se le enfrentase con dos personas, una que afirmase que dos más dos son cuatro, y otra que sostuviese que dos más dos son seis, saldría del paso insinuando que dos más dos bien podrían ser cinco. Tímidos y abúlicos, fundamentalmente egoístas, los eclécticos no se arriesgan en la defensa de lo cierto.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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