OCIOSIDAD Y SÓLO PUBLICIDAD
La agencia oficial de noticias “Xinhua” de China informó hace algunos días que en ese país asiático con mucho más de mil millones de habitantes, su máxima institución legislativa aprobó dos importantes resoluciones. La primera, que permite a las parejas de casados… tener un segundo hijo, porque hasta ahora sólo estaba permitido tener uno. La segunda, la abolición de los sistemas de reeducación en campos de trabajo.
Desde hace más de 50 años, la resolución permitía a la policía encarcelar sin juicio a arrestados por delitos menores y, afirma la agencia “Xinhua”, ese sistema inspirado en el modelo soviético surgió originalmente para encarcelar a “contrarrevolucionarios”, “capitalistas” y críticos contrarios al Gobierno.
EL SEGUNDO HIJO
La política del hijo único en China fue aplicada desde 1976, año en que murió Mao, para controlar el crecimiento de población y aliviar la pobreza. Pero como consecuencia de esa decisión, con el paso de los años ocurrió lo imprevisto: una notoria disminución de la fuerza laboral (lo que en Bolivia llamamos “mano de obra”) y un desmesurado aumento de habitantes adultos (la denominada “tercera edad”).
Tanto trabajo habrá en China y tal vez por ese hecho sus empresas y fábricas necesitan muchos millones de obreros y empleados administrativos para mover esa maquinaria industrial que paulatinamente va ubicando a ese gigante asiático como una de las principales potencias del mundo.
FUERZA LABORAL EN BOLIVIA
¿Por qué nos ocupa un tema ajeno a Bolivia? Sencillamente porque en nuestro país notamos la abismal diferencia. Según estadísticas oficiales, año tras año va en aumento el número de profesionales y no profesionales jóvenes, tanto que ciudadanos con títulos universitarios desarrollan su trabajo en labores ajenas a su formación. No es raro ver en La Paz a profesionales egresados de Ciencias Sociales, Políticas, Exactas, etc., trabajando en sectores del comercio informal, el transporte urbano y rural, además de otros rubros en los que no se requiere “estudios superiores” y académicos.
FUENTES DE TRABAJO
Entonces, es demasiado fácil deducir que en Bolivia lo que se necesita y con urgencia es una política de creación de fuentes de trabajo. Podrían ser fábricas y diversas empresas privadas y estatales que generen empleo para miles de jóvenes y señoritas que generalmente culminan el bachillerato en ciudades, provincias, cantones y hasta en los lugares más recónditos del territorio.
OCUPACIÓN PARA LOS JÓVENES
De esa manera, nuestra sociedad se vería libre de ver a muchos sectores de nuestra juventud dedicarse a organizar “entradas” folklóricas por el motivo más mínimo; a jugar fútbol en barrios de ciudades y también en provincias, actividades que generalmente culminan en excesivo consumo de bebidas alcohólicas y escándalos callejeros. También esos jóvenes mal entretenidos y ociosos, en vez de pintarrajear paredes de casas particulares y edificios públicos, estarían ocupados y trabajarían para alegría de sus familiares y el verdadero progreso de Bolivia.
OCIOSIDAD Y SÓLO PUBLICIDAD
Alguien tiene que escuchar estas sugerencias antes de que nuestras futuras generaciones desvíen su rumbo y se dediquen a la vagancia, vicio, alcoholismo y otros males que ocasiona la ociosidad.
En estos últimos años hemos vivido de excesivas propagandas radiales y televisivas que muestran a una sociedad y a una juventud en pleno progreso físico, intelectual y ¡hasta científico y nuclear!, cuando la realidad es muy diferente.
Para convencerse de ello, basta ir por ciudades y provincias para observar la pobreza material de numerosos indígenas que piden limosnas en las calles y ver también el desenfreno con el que se desarrollan algunos sectores de nuestra sociedad.
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