Al intensificarse la actividad política, por la proximidad de las elecciones nacionales y la reactivación de la vida de los partidos que ocupan el escenario del país, es necesario hacer una evaluación histórica con algún carácter comparativo de la actual realidad, de tal forma de obtener algunas conclusiones.
En ese sentido, en primer lugar recordando un poco de historia, la revolución de abril de 1952 dio completa vitalidad al partido político que acaudilló ese suceso (el MNR). Al mismo tiempo, el proceso eliminó a los partidos políticos tradicionales (PURS, PL, FSB y otros menores) y, a la postre, actualizó a algunos pequeños grupos partidarios llamados de izquierda que pugnaban por llegar al Gobierno (PIR, POR, PC y otros de menor cuantía). En todo caso, el MNR quedó como ocupante absoluto del escenario político del país de entonces.
Pasado algún tiempo, en segundo lugar, los partidos tradicionales, aunque en estado comatoso, salieron de terapia intensiva, se restablecieron y se ensañaron en enérgica actividad opositora contra el partido gobernante, al cual trataron de eliminar mediante una serie de golpes armados, aunque con resultados poco optimistas. De todas maneras, esos partidos de derecha, que gozaron del beneficio de la resurrección, volvieron a ocupar un lugar expectable en el panorama político del país. Es más, se unificaron y formaron un solo frente en contra del nuevo orden.
Por otro lado, los sucesos revolucionarios de abril de1952 -innegables desde todo punto de vista- significaron una inyección de vitalidad para los partidos llamados de “izquierda”, aunque para ellos también la oportunidad estaba perdida. De todas maneras, estas tiendas partidarias de “izquierda” terminaron poniéndose contra el llamado “proceso de la revolución nacional” y adoptaron también enérgica actitud opositora, incluyendo intentos subversivos, aunque destinados al fracaso.
Finalmente, todos los partidos de derecha y de izquierda se unificaron y derrocaron del gobierno al MNR en noviembre de 1964, determinando la restauración del antiguo régimen. En esa oportunidad los grupos de izquierda entregaron “en bandeja de plata” el gobierno al general René Barrientos o sea lo que ellos mismos llamaron “gobierno de la CIA”, “instrumento del imperialismo”, etc.
Ahora bien, haciendo la comparación, ¿qué ocurre ahora?
El proceso político actual, más es de derecha que de izquierda (como denuncian sus mismos protagonistas disidentes y libre pensantes), también desplazó en alguna medida a los partidos de derecha (igual que en 1952) y aunque sobreviven, constituyen una oposición muy activa. En realidad, esa figura significaría que los partidos derechistas combaten a la derecha gobernante, vale decir que carecen de la menor perspectiva. Entre tanto, a diferencia de lo ocurrido en 1952, los partidos de “izquierda” no se han puesto en la oposición y, en cambio, todos ellos se han incorporado al partido de gobierno para “gozar de las delicias del poder” e influir en sus decisiones, tratando en gran medida de echar agua a su propio molino, aunque, finalmente, creando un desorden general.
Por esos aspectos, el régimen actual -a diferencia del tiempo de 1952- no tiene oposición valedera y así tiene garantizada su existencia y transcurre sin mayores dificultades. La ultra derecha asegura la vida de la derecha y la izquierda se ha vuelto de derecha. Es más, no tiene oposición de izquierda. Para completar este panorama sería interesante analizar en qué consisten los programas de los partidos que ofrecen presentarse en las próximas elecciones.
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