Salud realizó 2.893 atenciones médicas durante el Dakar


El ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, informó que durante el paso del Rally Dakar por Bolivia, se realizaron 2.893 atenciones médicas y se movilizó a 894 personas, entre galenos, personal de apoyo y boy scouts que coadyuvaron en el trabajo.

Calvimontes, según la Agencia Boliviana de Informaciones (ABI), explicó que el 35% de las atenciones a los espectadores se refirieron al “mal de altura”, es decir, náuseas, vómitos y temperaturas elevadas.

Un 15% a quemaduras debido a la exposición prolongada al sol. Un 10% a procesos de deshidratación por largas caminatas y consumo de bebidas alcohólicas. Un 10% también a transgresiones alimentarias. Otro 10% a síntomas febriles y un 20% a casos varios entre los que se cuenta cinco accidentes de tránsito sin mayores consecuencias.

En el caso de los competidores, manifestó que ellos contaban con un equipo especial de médicos de la ASO, organizadora del evento deportivo; sin embargo, los galenos bolivianos acompañaron las atenciones efectuadas.

Además, indicó que se tuvo que lamentar la muerte de un médico de 62 años, quien estaba en Uyuni con su familia.

El Ministro señaló que ese tipo de acontecimientos merece una capacitación especial de los profesionales, porque no es lo mismo atender dentro de un hospital que en un campamento, por eso se realizaron dos cursos de acreditación.

“Estoy seguro que todos los médicos y profesionales que participaron en este acontecimiento recogieron enseñanzas valiosas, aprendieron mucho”, mencionó.

RETORNO A LA NORMALIDAD

Agregado a ello, ABI informó que Uyuni, emplazada en el departamento andino de Potosí, volvió el martes a la normalidad después de vivir un histórico momento económico y deportivo con el paso del Internacional Rally Dakar, que atravesó Bolivia entre el domingo y lunes con su séptima y octava etapas.

No se sentía el calor, ni se escuchaba el aleteo de una mosca, ni bocinazos que caracterizaban a una masiva presencia de coches, ósea un silencio profundo volvía a invadir a Uyuni, después de aguantar vientos y polvareda durante la madrugada, fenómenos naturales que, acompañados de una lluvia, obligaban a los últimos visitantes aún más a dejar esa región.

“Ahora ya está vacío, ¿no joven?, al año más quisiera que se haga el Dakar, todos nos beneficiamos aquí como nunca”, comentó una pobladora que caminaba por las calles durante la noche al manifestar lo sorprendida que estuvo con la visita de más de 80.000 visitantes a esa ciudad, la “Hija predilecta de Bolivia”.

Como en días regulares sólo algunos comercios comenzaban a abrir sus puertas, como si no hubiese pasado nada en esa ciudad, de aproximadamente 30.000 habitantes.

Ahora, los lugares más concurridos volvían a ser la terminal de buses y el aeropuerto, por los que diariamente entran y salen turistas y pobladores, y el churrasco de llama con quinua era difícil de encontrar al igual que los taxis, que en los tres días de fiesta hicieron su agosto en enero.

El ambiente en esa localidad ferroviaria había cambiado por completo y sólo se veía a algunos turistas esperando la incierta llegada del tren, y algunos paseando por donde se encuentran la Alcaldía y el reloj público, una especie de parque peatonal donde están ubicados, además, los restaurantes y tiendas más importantes.

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