Federico Zelada Bilbao
Si el ministro Luis Arce Catacora, olvidando por completo su pasado en los anteriores gobiernos, acusó a los empresarios soyeros de que “en la época neoliberal” sólo usaban la tierra boliviana, porque la semilla, los fertilizantes y demás insumos provenían de otros países en calidad de importaciones, en el caso del satélite es aún peor, pues ni un tornillo del mismo fue fabricado en Bolivia. Es decir que tanto el satélite como las estaciones son productos importados y, en ese sentido, no difieren de la compra de celulares, televisores o vehículos, sólo que, por supuesto hay que remarcarlo, con cientos de millones de dólares de diferencia.
¿A quién beneficiará el satélite? El Gobierno difunde la idea de que hemos ingresado a la era espacial, que logramos dignidad y que con el uso del satélite se reducirán las brechas tecnológicas, pero este negocio beneficia sobre todo al fabricante del satélite (Great Wall Industry Corporation), al Banco de Desarrollo de China, financista del crédito, a las cadenas de televisión, a los proveedores de Internet, a las corporaciones que realizan su publicidad.
Corresponde la pregunta: ¿con el satélite realmente ganamos los bolivianos? Definitivamente no, pues es la vieja historia de seguir siendo serviles ante las empresas extranjeras, como lo hizo durante gran parte de nuestra historia nacional la burguesía comercial intermediaria, que en lugar de industrializar nuestra materia prima, se dedicaba a traer mercaderías de ultramar y comercializarlas en nuestra atrasada Bolivia.
Es un abuso y un atropello que el Gobierno use el nombre de Túpac Katari para este proyecto, pues en verdad no hay nada más colonialista que utilizar el dinero de todos los bolivianos para abrir las puertas al gran capital de las telecomunicaciones, subvencionar con infraestructura y equipamiento tecnológico sus operaciones en nuestro país y hacer que usen estos servicios los más pobres, sólo para generar ganancias para estos potentados.
Debemos estar absolutamente convencidos de que el nuevo satélite no tiene como objetivo reducir los costos de los servicios de telefonía celular, Internet. La verdad es que este Gobierno con su política neoliberal no tiene la menor intención de afectar los intereses de las compañías extranjeras.
De todas maneras, la compra del satélite cumple perfectamente los requisitos exigidos por las reglas neoliberales, a saber:
1) Es un negocio que no afecta la estabilidad macroeconómica del país.
2) Ayuda a resguardar y acrecentar los intereses de otras empresas transnacionales como Viva, Tigo, Multivisión, etc.
3) No interfiere con la iniciativa privada (ningún empresario está tan loco como para invertir en una tecnología que cuesta tanto dinero para un mercado tan pequeño).
4) Promueve la presencia y el fortalecimiento de la inversión extranjera.
No me opongo al uso de medios tecnológicos, ni al logro de conocimientos, ni a la difusión de ideas e ideologías, me opongo al gran negocio y negociado que se hace utilizando el dinero del Estado y el legítimo deseo de progreso del pueblo boliviano.
El autor es economista, ex Rector de la Universidad Pública de El Alto y actual docente de la UMSA.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |